«No escaparemos, esta es nuestra patria. El Papa nos ha enseñado a resistir a los que profanan el nombre de Dios para llevar a cabo actos violentos. En Nigeria no hay una guerra de religión, sino una persecución feroz que tiene causas económicas y de poder. Quieren desintegrar la federación, pero no lo lograrán».
En su escudo cardenalicio, el arzobispo de Lagos Anthony Olobunmi Okogie tiene un lema que parece un programa de resistencia para la Iglesia mártir de Nigeria: «Fe, amor, valentía». El cardenal Okogie habla con “Vatican Insider” con tonos fuertes, mientras llegan numerosas noticias desconcertantes desde el norte del país africano. Después de los ataques en contra de los cristianos que, en los últimos días, han cobrado las vidas de 30 personas, el gobierno impuso el toque de queda de 24 horas en todo el país. Gran parte de las víctimas formaban parte de la etnia Igbo, de mayoría cristiana. Once personas fueron asesinadas el viernes por la tarde en una Iglesia de la capital Yola. Pero ya antes habían sido asesinados otros 17 cristianos en Mubi, en el mismo estado. El purpurado, símbolo de la resistencia nigeriana, denuncia la presión de «enormes intereses económicos» para «desestabilizar un país que se ha vuelto apetecible por sus recursos petrolíficos».
En el Vaticano le estiman mucho por su sabiduría y por su capacidad para gobernar. Forma parte del Consejo de los cardenales que se ocupa del estudio de los problemas logísticos y económicos de la Santa Sede.
- Es una situación trágica; desde hace tiempo la situación es grave, pero nunca había sucedido que los terroristas de Boko Haram lanzaran un ultimátum para nosotros los cristianos, para inducirnos a dejar el norte de nuestro país. No tengo pruebas para sostener que tengan ayuda extranjera, pero no se puede negar que la amenaza ha aumentado con respecto al pasado. Seguramente, pero no lo lograrán sus objetivos. La Iglesia nigeriana es fuerte y vital, no se dejará intimidar y, como Jesús en la Cruz, está lista para atestiguar la propia fe hasta el sacrificio extremo.
- Sí, a pesar de que aumente la alarma entre tantos cristianos que, desde siempre, viven en el sur de la federación. Sobre todo no sienten la protección del Estado, que, por miedo o complicidad con algunos sectores, no se opone adecuadamente a los terroristas. Con los auténticos fieles musulmanes no tenemos problemas de convivencia. Los terroristas están instrumentalizando la religión para obtener poder. Es evidente, desgraciadamente, el fracaso de las autoridades en la protección de los ciudadanos cristianos del norte.
- Las autoridades saben quiénes cometieron las masacres porque los terroristas de Boko Haram reivindicaron públicamente los atentados. Solamente arrestando en poco tiempo y condenando a los responsables de la muerte de personas inocentes, el gobierno podrá volver a conquistar la confianza de la gente. Hasta ahora las autoridades no han demostrado que pueden garantizar la seguridad de los ciudadanos con respecto a los desafíos del grupo terrorista islamista. Y permanecen sin castigo crímenes atroces.
- No, la situación está mucho más articulada de lo que pretenden hacer creer los terroristas. Los dirigentes del Islam nigeriano declararon que los terroristas de Boko Haram representan una astilla enloquecida que pone en peligro los intereses de toda la nación y, por lo mismo, dañan a los mismos musulmanes pacíficos que representan la mayor parte de la población y que viven pacíficamente mezclados con los cristianos. A las Iglesias devastadas por los ataques han venido delegaciones musulmanas para mostrar su solidaridad. El diálogo es el antídoto contra el veneno del terrorismo. No responderemos a la violencia con violencia. El Evangelio habla muy claro».
- El desempleo y la pobreza afectan al país. Los precios han llegado a las nubes y el proyecto de una sistemática limpieza étnico-religiosa en el norte permite que los terroristas se refuercen en una situación de inestabilidad política. Recientemente la Iglesia nigeriana expresó su oposición a la propuesta del gobierno federal, mediante el Central Bank of Nigeria, de aprobar la creación de un banco islámico en el país, como parte de un esquema para transformar al país en un estado islámico y para subyugar a los cristianos de Nigeria. Somos un estado laico, cuyos ciudadanos deben ser sensibles a las creencias religiosas de los demás. La secta radical de Boko Haram no quiere la convivencia pacífica que es la base de la federación. Pero la islamización forzada no logrará prevalecer.