Una joven asesinada en Faisalabad por un musulmán, que quería casarse con ella, ha sido definida como “mártir de la fe” por los católicos de Pakistán. Su caso recuerda el de tantas mujeres de la Iglesia primitiva que prefirieron la muerte a abjurar de su fe. Pero la nueva iglesia inaugurada en Karachi ha dado una alegría a los católicos del país asiático.

La Iglesia católica la define como “una mártir de la fe”. Mariah Manisha era una chica católica de Faisalabad, asesinada hace una semana por un hombre musulmán que la secuestró, y que tenía la intención de casarse con ella.

El padre Zafal Iqbal, párroco católico de Khushpur, donde vive la familia de Mariah, que tenía18 años, informó a la agencia Fides que "la chica se resistió, no quería convertirse al Islam y no se casó con el hombre, que por esta razón la mató. Es una mártir". El padre Iqbal informó de lo sucedido a la Comisión Justicia y Paz y al obispo de Faisalabad Joseph Coutts. "El culpable fue detenido y la policía está investigando. Esperamos que se haga justicia, mientras, la comunidad está triste y molesta”, informó el padre Iqbal.

“Casos como este ocurren a diario en el Punjab --declaró por su parte el padre Khalid Rashid Asi, vicario general de la diócesis de Faisalabad--. Es muy triste, los cristianos, a menudo las niñas, son víctimas indefensas".
Otro caso resuelto en los últimos días, es el del anciano católico de 72 años, de Faisalabad, Rehmat Masih, liberado hace una semana, después de dos años de prisión y de inmenso sufrimiento, tras una falsa acusación de blasfemia.

Mientras tanto, una alegría vino a paliar un poco el sufrimiento de los cristianos en Pakistán. La nueva iglesia de San Pedro, en Karachi, la más grande de Pakistán, es "un signo de esperanza y un buen augurio para el futuro, en el Año de la Misión".

Lo declaró a Fides el padre Mario Rodríguez, sacerdote de Karachi y director de las Obras Misionales Pontificias en Pakistán. La pequeña comunidad cristiana del país, dice el sacerdote, sigue estando "sorprendida e impresionada por la nueva iglesia, que abrió sus puertas hace un mes en Karachi: con una cúpula, un edificio de tres pisos que se encuentra en la colonia de cristianos y con capacidad para cinco mil personas".

"Es agradable que haya sido inaugurada durante el Año de la Misión: es un signo de la resistencia de una fe que ha sufrido durante mucho tiempo contra la discriminación por parte del Estado y de ataques de extremistas islámicos. Estamos orgullosos de la nueva iglesia. Es un signo de esperanza antes de la Navidad, que la comunidad de Karachi celebrará en esta iglesia", dice el padre Mario.

La iglesia fue construida en once meses, costó 3,8 millones de dólares, recaudados a través de las donaciones, las autoridades locales, y las conferencias episcopales de todo el mundo, incluyendo la Conferencia Episcopal Italiana, las Obras Misionales Pontificias, Missio.

"Fue construida en el sitio de una pequeña iglesia en el barrio de Azam Basti, un laberinto de calles estrechas y casas de ladrillo, donde viven alrededor de quince mil cristianos", dijo el padre Mario.