Grupos de rebeldes tomaron este fin de semana la ciudad de Alepo (Siria), la segunda en importancia de todo el país. Un hecho preocupante que devuelve los fantasmas de la pasada guerra civil, que tanta muerte y destrucción dejó en la población. Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) relata lo que está ocurriendo con los cristianos.

"La situación es muy tensa. Hay enfrentamientos intensos, muchos muertos y heridos. Los hospitales están saturados y el miedo es generalizado", ha asegurado el padre Hugo Alaniz, misionero argentino del Instituto del Verbo Encarnado a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

"Hay mucho miedo, mucho miedo"

El sacerdote describe la grave situación en la ciudad de Alepo y sus alrededores, donde grupos extremistas y yihadistas han lanzado una ofensiva sorpresa este pasado fin de semana. La ciudad y varias aldeas han sido tomadas. Además han sido cortadas rutas vitales de comunicación, incluida la carretera entre Alepo y Damasco.

El misionero ha destacado el miedo que invade a la población local a medida que la violencia crece, mientras las explosiones se escuchan de fondo. "Hay mucho miedo, mucho miedo", enfatiza, reflejando la profunda ansiedad que sienten muchos en la región.

Sin embargo, el Padre Hugo ha subrayado la profunda fe y esperanza que tiene la población en la acción de Dios. "La gente aquí tiene mucha confianza en la intercesión de Dios y en el poder de la oración. Pedimos oraciones por esta situación. Ojalá pase pronto y no cause más daño", dice el misionero.

El arzobispo maronita de Alepo, Joseph Tobji, ha asegurado a la Agencia Fides: "Después de tres días de ataques, las llamadas milicias de la oposición han tomado la ciudad. Ahora todo está en silencio. La ciudad está como en pausa. Y nadie nos dice nada".

"Después de los combates, por ahora no hay derramamiento de sangre, gracias a Dios", continúa el prelado, "el ejército ha abandonado Alepo y la ciudad está ahora en manos de las milicias de la oposición. Ha habido rumores sobre la llegada de tropas del ejército sirio, pero no hay nada seguro. Vivimos en la inseguridad".

De momento no hay noticias de ataques directos contra objetivos vinculados a las comunidades cristianas. Hasta el pasado fin de semana se ha seguido celebrando la misa y la catedral ha permanecido abierta. "Por ahora estamos tranquilos, pero no sabemos qué va a pasar. Es como si toda la ciudad estuviese en pausa", dice el obispo.

El arzobispo Tobji afirma que la ofensiva de los grupos armados, algunos de ellos yihadistas, se ha producido "por sorpresa. No hubo advertencias. La vida aquí se estaba reanudando. La situación era tranquila, pero ahora todo está cerrado: tiendas, panaderías… La gente no sabe cómo arreglárselas porque no han podido hacer provisiones. Nadie nos había avisado".

El pasado domingo, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco solicitó oraciones "por Siria, donde lamentablemente se ha vuelto a encender la guerra causando muchas víctimas". "Estoy muy cerca de la Iglesia en Siria, recemos", comentó. Por ahora, los obispos católicos de Alepo han hecho saber que no se irán de la ciudad. A pesar de los desafíos, las comunidades religiosas de Alepo continúan brindando apoyo a los fieles y a los jóvenes a su cuidado, incluso cuando el conflicto amenaza su seguridad.