La petición palestina a la Unesco para que declare Belén Patrimonio de la Humanidad no ha sido bien acogida por los franciscanos, custodios de los Santos Lugares: "No queremos ese reconocimiento porque tememos que conduzca a la nacionalización de los santuarios, que no son lugares turísticos, sino lugares de oración y culto", explicó uno de ellos a CNS.
Por su parte, el custodio de Tierra Santa, el padre franciscano Pierbattista Pizzaballa, afirmó a la Agencia SIR que los patriarcados ortodoxo y armenio se han unido a él para pedir la exclusión de la Iglesia de la Natividad de la aplicación de ese título. La razón es que "bajo las normas de la Unesco, el responsable ante ese organismo de las Naciones Unidas es el gobierno, no el propietario del lugar, por los cual los Lugares Santos podrían utilizarse por razones políticas".
En consecuencia, el control de muchos aspectos de esos enclaves sagrados lo perderían los franciscanos, secularmente allí, en beneficio de las normas de la ONU y el gobierno local.
Recientemente, la Unesco admitió, con la única oposición sustancial de Estados Unidos -que decidió en el acto cancelar su colaboración económica con el organismo- la incorporación como como miembro de la Autoridad Nacional Palestina.