Tintín, el reportero más famoso del mundo del cómic entre 1930 y 1976 en todo el mundo, es "un héroe católico" y "un caballero sin mancha exaltado por el gusto por el misterio y el imperativo de proteger a los débiles", según señala el escritor francés Denis Tillinac en un artículo publicado hoy por el diario vaticano L’Osservatore Romano (LOR).
En la serie de cómics, junto a Tintín que viaja por todo el mundo junto con su perro hablador Milú, hay varios personajes secundarios que lograron tanta o más celebridad que el protagonista como el capitán Haddock, el profesor Tornasol, los detectives Hernández y Fernández y la cantante Bianca Castafiore.
La serie fue muy exitosa desde sus inicios. Se calcula que se han vendido más de 200 millones de ejemplares en más de 60 idiomas. Ahora que Steven Spielberg y Peter Jackson se han unido para crear la cinta animada "Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio", el cómic ha cobrado actualidad.
Tillinac escribe en LOR que si bien "Tintin no es un católico identificable como tal", se puede decir de él que "es un caballero occidental de los tiempos modernos, un corazón sin mancha en un cuerpo invulnerable, atraviesa como un meteoro la humanidad común, su geografía y psicología, doblemente exaltado por el gusto profano del misterio y del sagrado imperativo moral: salvar al inocente, vencer el mal".
El francés señala que el personaje creado por el belga Georges Remi (Hergé) "ama demasiado la vida para ser un santo". "Es el ángel custodio de los valores cristianos de los que Occidente reniega o se ríe constantemente".
"Sin miedo, sin censura, cayendo en la ocurrencia, la creación de Hergé reúne con candor las virtudes que se esforzaban por inculcarme con el catecismo", añade.
Si bien Tintín no es identificable como un católico porque "no reza nunca a Dios cuando la muerte lo amenaza y no se le ve nunca en una iglesia", la frase "¡Que Dios tenga piedad de su alma" en el capítulo El Loto Azul, marca su cercanía con la fe.
Tintín, dice Tillinac, "es curioso, aventurero, servicial como Brown, el sacerdote detective de (G.K.) Chesterton, parece venido a la tierra de los hombres para defender a la viuda y al huérfano".
El escritor francés afirma finalmente que "Tintín es un héroe sobrenatural que se mueve en escenarios reales, aunque poetizados y caricaturizados" y que además "reserva una ternura particular" para quienes se ven enfrentados a las tentaciones como Haddock con el whisky.