El obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, denunció haber recibido amenazas vía telefónica, por parte de un sector que no identificó, al igual que otros dos sacerdotes de este país, y advirtió que no existe “un ambiente de paz” previo a los comicios generales del 6 de noviembre próximo.
El lunes 10 de octubre, a la una y media de la tarde, uno de los familiares del obispo Álvarez recibió una llamada al teléfono fijo. Una voz masculina le dijo: “Ese curita estúpido si no lo callan, nosotros lo vamos a mandar a callar”.
Monseñor Rolando Alvarez señaló que estas amenazas se deben a la misión profética que los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua realizan bajo la luz del Evangelio.
Monseñor Álvarez dijo en rueda de prensa que considera esas acciones “una amenaza a mi integridad física y por supuesto a mi vida”. Y afirmó que “se dan por la misión profética que, como obispo de la Conferencia Episcopal, y en el caso particular como obispo de Matagalpa, estamos llevando a cabo, iluminando las conciencias de nuestro pueblo con la luz del Evangelio”.
La denuncia de monseñor Álvarez se suma a la de los sacerdotes Edwin Román Calderón y Gerardo José Rodríguez Pérez, quienes aseguraron haber sido víctimas de intimidaciones a través de llamadas telefónicas anónimas y mensajes de texto a sus teléfonos móviles.
Por las amenazas contra ambos religiosos, la policía nacional detuvo el sábado y liberó, porque nadie interpuso una acusación formal, a Alberto Leonel Conde, hermano del vicario de la catedral de Managua, Bismarck Conde.
Alberto Conde confesó ser el autor de las amenazas y ofensas anónimas contra al menos cuatro sacerdotes. El presbítero Edwin Román, quien conoce personalmente a Alberto Conde, rechazó la versión de la policía y la calificó como “una cortina de humo”.
Según el sacerdote, las autoridades presentaron a Conde como el autor de las amenazas para “desviar” la atención sobre la carta pastoral divulgada el viernes pasado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
En ese documento, los obispos exhortan a los nicaragüenses a votar masivamente, con libertad y sin miedo alguno, y por un candidato que “respete la Constitución” y no tenga un historial corrupto.
En las próximas elecciones presidenciales, el presidente Daniel Ortega aspira a continuar en el poder pese a que existe una norma constitucional que prohíbe la reelección inmediata, que sin embargo fue declarada inaplicable por magistrados de la Corte Suprema de Justicia, favorables a que Ortega se perpetúe en el poder.
El secretario general de la Conferencia Episcopal René Sándigo admitió el viernes que los obispos “corren el riesgo” de ser mal interpretados, criticados, intimidados y hasta reprimidos “en modo abierto o encubierto por quienes se sienten cuestionados”.
Por su parte, el obispo Álvarez dijo que “el ambiente” no está para interponer una denuncia formal ante la policía de Nicaragua, como tampoco lo hicieron los sacerdotes Calderón y Román.
El obispo criticó a la institución policial por las “contradicciones” en las investigaciones sobre el asesinato del párroco Marlon Pupiro, el 20 de agosto pasado, y cuyo asesino confeso, Yasker Blandón, fue condenado a treinta años de prisión.
Así mismo, denunció que existe “una comisión que anda visitando y ofreciendo todo tipo de dádivas” a líderes de la Iglesia católica.
Dijo que, en Matagalpa, los sacerdotes han recibido “invitaciones a participar en actos políticos y públicos”, así como en la entrega de láminas de zinc, actividades que impulsa el presidente Ortega, favorito para ganar los próximos comicios.
En las elecciones del próximo 6 de noviembre, unos 3,4 millones de nicaragüenses están habilitados para elegir al presidente, vicepresidente, noventa diputados ante la Asamblea Nacional y veinte ante el Parlamento Centroamericano.