Es la singular decisión que adoptó un párroco polaco de la capital de Kamchatkca para permitir que los fieles pudieran rezar. Así, la iglesia podrá trasladarse de un sitio a otro por toda la península rusa, con mayoría ortodoxa.
El párroco ideó una iglesia católica inflable de estilo gótico para que sus fieles de la ciudad de Petropavlovsk tuvieran donde rezar, ante la negativa de las autoridades rusas para permitir la construcción de un templo católico.
El padre Krzysztof Kowal comentó que cuando los fieles se reúnen en casas para orar, los seguidores de otras religiones los confunden con una secta. El sacerdote católico explicó que “los dirigentes locales no nos autorizaron a construir un edificio religioso, entonces decidimos traer uno inflable desde Polonia”.
Koval aún no entiende las razones del impedimento de las autoridades, aunque cree que daña a una comunidad pequeña pero activa. El sacerdote Kowal, un joven de barba y cabellos largos llegó por primera vez a la ciudad de Petropavlovsk, cercana al lago Baikal en el 2001 desde su Polonia natal, en bicicleta tras dos meses de viaje. “Una experiencia que ninguna agencia turística podrá ofrecerme”, admite Koval cuando recuerda su viaje y sabiendo, quizás, que a partir de la inauguración de la Iglesia inflable tendrá otra anécdota para contar.
Hace un mes viajó de nuevo a su región natal de Kolobrzeg, en Polonia, para probar el nuevo templo de goma que puede albergar a unas decena de personas. Durante una prueba, la Iglesia comenzó a tomar forma con sus torretas y los fieles, guiados por el párroco, ingresaron al templo.
La catedral ambulante se inauguró el 15 de septiembre en la ciudad de Petropavlovsk y es toda una novedad no sólo por el tipo de Iglesia, sino porque pertenecerá a la diócesis siberiana de Irkutsk, la más extendida geograficamente del mundo.
La idea surgió cuando un amigo le ofreció una iglesia inflable como solución provisional a sus problemas para conseguir el permiso de construcción y el dinero necesario para construir un lugar permanente, y Krzysztof Kowal no dudó en considerar la oferta.
El misionero aceptó así la oferta de su amigo de infancia, Robert Wojcik, que se dedica a construir juguetes inflables para niños en Kolobrzeg, Polonia; para fabricar el primer templo inflable itinerante, que actualmente goza de gran popularidad en la península de Kamchatka, una región de 1.250 kilómetros de longitud situado en el extremo oriental de Rusia.
Las pequeñas donaciones de sus feligreses ayudaron a costear los gastos de esta estructura alternativa, que permanecerá abierta incluso en invierno, cuando los termómetros pueden llegar a marcar hasta menos 40 grados en Kamchatka.
Además de sus escasos costes de mantenimiento, la parroquia del padre Krzysztof tiene una ventaja respecto a las iglesias tradicionales: se puede transportar en una pequeña furgoneta y únicamente tarda 15 minutos en estar lista para la celebración de la misa. Esta movilidad es muy útil para dar servicio a una región con menos de 500.000 habitantes que viven disgregados en su enorme paisaje.
El misionero polaco ha asegurado a distintos medios locales que está encantado con su templo, a pesar de que al principio la gente confundía su peculiar iglesia “con un castillo inflable para niños”.
El padre Krzysztof y su amigo Robert Wojcik podrían haberse inspirado en el trabajo de Michael Gill, un diseñador británico que figura en el libro Guiness de los Record como el creador de la primera iglesia inflable del planeta. El diseño de Gill, de 14 metros de alto, es un edificio de plástico gris de estilo gótico, con bancos, altar púlpito, vidrieras e incluso un órgano.
“Esto podría cambiar la percepción general de lo que representa la Iglesia de Inglaterra. Es revolucionario. Se mueve con el siglo 21”, aseguró Gill cuando presentó su invención, allá por 2001. “Si la gente no va a ir a la iglesia, la iglesia necesita ir a la gente, y esta es una manera de hacerlo”, explicó