Tras dos años secuestrado por yihadistas en Níger, el sacerdote Pier Luigi Maccalli, miembro de la Sociedad de Misiones Africanas, fue liberado y ha contado cómo vivió física y espiritualmente este cautiverio en mitad del desierto.
En un vídeo publicado por su congregación, el misionero italiano reconoce que el objetivo de los yihadistas “era convertirme al islam”, y aunque en este tiempo no le trataron mal sí ejercieron “sobre todo una presión psicológica”.
Asegura que fue secuestrado al final de un “día tranquilo” en el que había estado “preparando la misa para la mañana siguiente y me había puesto el pijama”. Entonces llegaron los ruidos en la misión. Al principio pensó que era gente que necesitaba el servicio de farmacia. Pero al salir –relata- “encontré hombres armados que me rodearon, me ataron de manos y me llevaron”.
Poco después comenzaron las presiones para que se convirtiera al islam. "Me decían cosas como: ‘Vas a morir, irás al infierno, debes convertirte en musulmán’”.
Aún así, el padre Maccalli asegura que "no les guardo rencor a mis secuestradores porque no saben lo que hacen. Hay jóvenes que han quedado atrapados en esta red, están adoctrinados".
Todavía se muestra conmovido cuando habla de este cautiverio en el desierto, “en medio de la nada, sin puntos de referencia”. Días que se hacían eternos y cuyas únicas ocupaciones era preparar algo para comer y rezar “el Rosario que yo mismo había fabricado con una pequeña cuerda”.
“Lloré”, admite este misionero, que afirma que “me sentí perdido, le pregunté al Señor: ‘¿Dónde estás?’. Estaba enfadado con Dios pero sentía que Él estaba conmigo”.
Además, en una entrevista concedida a la agencia misionera Fides, admite que estos dos años de secuestro en el desierto ha sido “un tiempo de gran silencio, purificación, un regreso a los orígenes y a lo esencial. Una oportunidad para ver la película de mi vida”.
El padre Maccalli en su misión en Níger antes de su secuestro
En su relato, Maccalli recuerda que “desde el 20 de mayo teníamos una pequeña radio, que nos ofrecieron y escuchábamos las noticias en RFI, Radio Vaticano, BBC para ver cómo iba el mundo, porque lo más difícil era no tener contacto con el mundo exterior".
Afirma que pudo escuchar el comentario sobre el Evangelio dominical de Radio Vaticano todos los sábados y hasta una vez incluso la misa en vivo, precisamente la misa de Pentecostés de este 2020 celebrada por el Papa
"Seguimos rezando porque hay otros rehenes, compartí los sufrimientos con ellos, es duro, es largo, es realmente difícil. Hay que rezar a Dios para que sean fuertes, para que todo salga bien", concluye este misionero.