El cardenal George Pell fue sentenciado este miércoles (hora de Australia) a seis años de cárcel, tras ser condenado en diciembre de 2018 por abuso sexual a dos menores en 1996. La sentencia dictada por el juez principal, Peter Kidd, en el Tribunal del condado de Victoria, establece que Pell podrá solicitar libertad condicional después de cumplir tres años y ocho meses de su sentencia. El cardenal reitera su inocencia y presentará una apelación que se resolverá en junio. El purpurado se encuentra en la Prisión de Evaluación de Melbourne, provisionalmente en aislamiento.
La condena del cardenal Pell sanciona cinco delitos de abuso sexual supuestamente cometidos sobre dos menores, en la sacristía de la catedral de Melbourne tras una misa en 1996, cuando acababa de llegar a la diócesis. Las dificultades para la comisión de un delito de esa naturaleza en un lugar público y transitado, tras un acto concurrido y cuando aún no conocía bien su nuevo entorno pastoral, han arrojado numerosas dudas sobre la sentencia dictada en febrero, que es un segundo veredicto (el primero fue de absolución por 10 votos contra 2). El caso se basa exclusivamente en la declaración de una de las víctimas.
La apelación del cardenal se basará en tres puntos: el hecho de que la sentencia reposa exclusivamente sobre la declaración de una persona, la irregularidad que impidió al cardenal Pell afirmar ante el jurado su no culpabilidad y que no se le haya permitido a la defensa mostrar una representación visual que apoyase su alegato de inocencia.
Otro prelado australiano, Philip Wilson, arzobispo de Adelaida, fue condenado en mayo de 2018 por no informar sobre las denuncias de abuso sexual infantil presentadas ante él en la década de 1970. Pero en diciembre del año pasado un juez distrital revocó esa condena, diciendo que había duda razonable de que se hubiera cometido un crimen. Antes de que su condena fuera revocada, monseñor Wilson cumplió cinco de los doce meses de prisión domiciliaria a los que fue sentenciado.
Greg Craven, vicecanciller de la Universidad Católica Australiana, sugirió que el proceso judicial fue contaminado por los medios de comunicación y las fuerzas policiales, que trabajaron para “oscurecer el nombre” del purpurado “antes de que fuera a juicio”: “Esta no es una historia sobre si un jurado acertó o se equivocó, o sobre si la justicia prevalece”, dijo Craven en un artículo de opinión publicado por The Australian el 27 de febrero de este año: “Es una historia sobre si a un jurado alguna vez se le dio una oportunidad justa para tomar una decisión, y si nuestro sistema de justicia puede ser escuchado por sobre la mafia de los medios”.
El cardenal Pell fue ordenado sacerdote en la diócesis de Ballarat (Australia) en 1966. Recibió la consagración episcopal en 1987 y fue nombrado obispo auxiliar de Melbourne, de donde fue nombrado obispo en 1996. En 2001 fue designado arzobispo de Sidney. Formó parte del Consejo de Cardenales del Papa Francisco de 2013 a 2018 y en 2014 fue nombrado prefecto de la Secretaría de Economía, cargo que dejó el pasado 24 de febrero.