A partir de este sábado 9 de julio, los sudaneses no musulmanes podrán por fin vivir en paz... si el Sudán islamista respeta el futuro de paz al que aspiran. El problema es para el pueblo bajo la férula de Jartum, pues las autoridades de Sudán del Norte ya han anunciado que reforzarán la sharia en su territorio tras la separación del territorio cristiano y animista.
La delegación enviada por Benedicto XVI a la proclamación oficial de independencia de Sudán del Sur es del máximo nivel diplomático, dado el momento de las relaciones entre el Vaticano y el nuevo Estado. Estará presidida por el cardenal John Njue, arzobispo de Nairobi y presidente de la conferencia episcopal keniata, y por el nuncio apostólico en Sudán, Leo Boccardi, y el secretario de la nunciatura en Kenia, Javier Herrera Corona.
"La paz, la reconciliación y el respeto a los derechos de todos, en particular de la libertad religiosa, son los pilares fundamentales sobre los cuales debe edificarse el nuevo estatus sociopolítico de la región, y también las condiciones para contemplar un futuro de esperanza", aseguró el portavoz de la Santa Sede.
Federico Lombardi aseguró además que el Vaticano estudiará cualquier propuesta del nuevo Estado para el establecimiento de relaciones diplomáticas (las tiene con Sudán del Norte desde 1972), e invitó a la comunidad internacional a sostener a Sudán y al nuevo Estado independiente para que en un diálogo franco, pacífico y constructivo encuentren soluciones justas y equitativas a las cuestiones aún por resolver".
Entre ellas, la energética. El Sur tendrá el 75% de las fuentes del petróleo, pero el puerto de salida está en el Norte, cuyo presidente, Omar al Bashir, ha amenazado con cerrar los gasoductos como parte de la negociación.
Este mismo viernes la ONU decretó la permanencia de una fuerza de paz de 7.000 hombres para mantener la disuasión ante la creación del país.
La independencia de Sudán del Sur proviene de los acuerdos sellados en 2005, y del referéndum celebrado en enero de este año, en el cual el 98% de los votantes mostraron su apoyo a la separación de los territorios de mayoría católica respecto al poder despótico de los territorios musulmanes. La caída del país en manos del islamismo produjo una guerra civil durante la cual fueron asesinados miles de cristianos.
Por su parte, los obispos de las siete diócesis del nuevo país invitaron a la oración y a la acción en defensa de la unidad del país, "en la memoria viva de los mártires, héroes y santos del Sudán", entre los que citaron a Santa Josefina Bakhita (18691947), religiosa canonizada el año 2000, y San Daniel Comboni (18311881), misionero canonizado en 2003.
Según el padre Martín Ochaya, secretario general de la archidiócesis de Juba, el estado de ánimo de la población es alto y hay entusiasmo por la independencia. La Santa Sede comparte esa emoción, ante el calvario que han pasado los católicos durante años a manos del radicalismo mahometano.