La han descrito de muchos modos, pero nadie ha dicho que sea una ruta fácil. La Vía Francígena es una de las grandes rutas de peregrinación, como el Camino de Santiago, pero a diferencia de éste, recorre cuatro países y abarca unos 1.800 kilómetros.
Massimo Tedeschi, presidente de la Asociación Europea “Vía Francigena” explica que “parten desde Canterbury, en Inglaterra, y pasan por Reims en Francia, y después por Suiza. Luego llegan a Italia. Este año hemos preparado muchos eventos a lo largo del recorrido, la mayoría de ellos en Italia”.
Este camino se remonta al siglo XI, cuando miles de europeos seguían esta ruta para visitar los principales lugares del Cristianismo. Comienza en Canterbury y termina en Roma. Actualmente algunos la hacen a pie, en bicicleta o en coche. Durante estos meses, a lo largo del recorrido encontrarán eventos que combinan la fe con la cultura actual.
"Hemos preparado eventos culturales, caminatas y degustaciones de productos de la zona”, asegura Tedeschi.
Quienes no puedan hacer toda la ruta, pueden participar en los eventos de un único tramo. Una buena oportunidad porque es una especial mezcla de espiritualidad y turismo cultural.
Sandro Polci, director del Festival “Via Francigena”, comenta que “También recibiremos a quienes vengan sólo para pasar una tarde en uno de nuestros conciertos, o descubriendo una nueva iglesia o buscando amigos con las mismas inquietudes. Hemos preparado un programa con muchos eventos”.
Aunque la auténtica Vía Francígena va desde Canterbury a Roma, se puede hacer cada año una etapa, o detenerse a mitad de camino. Miles de personas terminan su viaje en la Plaza de San Pedro. Y otros, continúan la peregrinación hasta Jerusalén.