Hace 30 años, el 24 de junio de 1981, la Virgen María comenzó a aparecerse supuestamente a seis jóvenes en una pequeña aldea de Bosnia Herzegovina llamada Medjugorje. Así comenzó uno de los fenómenos más controvertidos de los últimos años que convirtió la aldea en uno de los lugares más visitados de Europa. Más de un millón de personas pasan cada año por Medjugorje.
Sin embargo, el Vaticano prefiere ser prudente y no se ha pronunciado definitivamente sobre estas apariciones. De los seis videntes, tres de ellos supuestamente ven a la Virgen todos los días y los otros tres, una vez al año.
Para pronunciarse, el Papa convocó en marzo de 2010 una comisión ligada a la Congregación para la Doctrina de la Fe y dirigida por el cardenal Camillo Ruini. El sacerdote Salvatore Perrella es uno de sus miembros.
“La Iglesia tiene que verificar las apariciones no porque no crea en la posibilidad de que existan sino para salvaguardar la fe, salvaguardar sobre todo la esencia de la fe. Un cristiano que basa su fe en las apariciones, no es un cristiano adulto, maduro”, explica Salvatore Perrella.
El Vaticano marca varios criterios para declarar que una aparición es auténtica. Por ejemplo, que los mensajes no contradigan el Evangelio o el Magisterio de la Iglesia y que las conversiones que suscitan sean profundas.
Para ello el Papa designó a 17 expertos en distintas materias. Entre ellos hay un psicoanalista y psiquiatra porque uno de los puntos más importantes es constatar la salud mental de los supuestos videntes. Aunque también hay otros aspectos que investigar.
“La seriedad de los videntes, la sanidad mental, moral, eclesial. Los videntes son personas normales que son llamadas por Dios a una vida particular, de sacrificio, de renuncia, de persecución”, afirma el miembro de la Comisión de investigación sobre Medjugorje.
Para Salvatore Perrella cada aparición es un modo que Dios tiene de hacerse presente en la historia y en vida de las personas. En veinte siglos de Cristianismo, sólo unas dos mil apariciones cuentan con algún reconocimiento.
“Si el Señor nos hace ver la veracidad de las apariciones, bien, pero tenemos que estar seguros de que vengan de Dios y no hayan sido construidas aunque sea con buenas intenciones. Esto es lo que hace la comisión pontificia. Por eso no hay todavía un juicio que dar. Queremos ver si el evento que explican los videntes, del que hablan los medios de comunicación y que atrae a millones de personas a ese pequeño pueblo es verdaderamente de Dios”, dice Perrella
30 años después de la primera aparición de la Virgen en Medjugorje todavía no se puede dar un juicio claro sobre su veracidad. Algo sobre lo que los 17 expertos en apariciones que forman esta comisión están investigando, aunque por ahora prefieren no hacer declaraciones.