Es uno de los "puntos calientes" del planeta, una zona "desmilitarizada" delante de una frontera armada hasta los dientes que separa la democrática Corea del Sur de la dictadura más totalitaria del mundo, Corea del Norte. Oficialmente, ambos países siguen en guerra desde los años 50.
Antes de la misa se llevó en procesión una imagen de la Virgen como Reina de la Paz, y cientos de religiosas soltaron globos de plástico con forma de paloma. En la misa por la paz y la unificación del país participaron más de 20.000 fieles católicos.
"Nos enfrentamos a la mayor crisis desde que Corea se dividió", explicó en una nota el obispo Luke Kim Woon-hoe. Los obispos temen una escalada de hostilidad política que desemboque en violencia. Eso sí, la Iglesia pide pasos a Corea del Norte: "si quiere respeto debe mejorar su situación respecto a los derechos humanos y empezar a actuar con sinceridad", afirma este obispo, responsable de los temas de Reconciliación de la Conferencia Episcopal. También el gobierno de Corea del Sur tiene un Ministerio de Unificación, Hyun In-Take, que acudió a la misa.
Corea del Sur es uno de los países de Asia con más conversos al catolicismo y una mayor ritmo de crecimiento de la Iglesia. Viven allí 5,2 millones de católicos, el 10% de la población, y de ellos casi un millón se han bautizado en la última década, un 23% más que en la década de los 90. El año 2010 se bautizaron como católicas 140.000 personas.