En tiempos de escasez vocacional en Europa una de las soluciones que han ayudado a frenar algo esta sangría ha sido la llegada de sacerdotes de otros continentes. Muchos de ellos han llegado de África, y su presencia ha ayudado a las iglesias locales a poder seguir ofreciendo los sacramentos.
Sin embargo, detrás de esta situación existe también un grave problema. Algunos de estos religiosos africanos se encuentran en Europa sin el permiso de sus obispos. Los sacerdotes que hacen esto dejan sus países atraídos por una vida mejor, pero para sus obispos supone un auténtico desafío.
Muchos no quieren volver
En mayo, la conferencia de obispos de Costa de Marfil se quejó de que cada vez más sacerdotes desaparecían en Europa e ignoraban las instrucciones para regresar después de completar el estudio y las tareas pastorales.
"La situación está empeorando y tenemos que alzar la voz y tomar una posición común de manera que las diócesis anfitrionas de nuestros sacerdotes comprendan nuestra posición", indicó Ignace Bessi Dogbo, presidente de la Conferencia de Obispos de Costa de Marfil, según informa el diario francés La Croix.
"Una vez que un sacerdote está en una misión, el Obispo anfitrión necesita asegurarse de que haya sido genuinamente enviado por su propia diócesis y no llegó a través de algún otro medio. Si vamos a trabajar juntos por la evangelización de nuestros respectivos países, también tenemos que respetar los derechos mutuos", agrega.
Hasta un tercio de los sacerdotes de algunas diócesis
El obispo Dogbo dijo que no estaba seguro de cuántos miembros del clero de Costa de Marfil se habían fugado. Pero algunas diócesis, dijo, estaban perdiendo hasta un tercio de sus sacerdotes que habían "inventado excusas" para no volver a casa.
La situación está siendo discutida entre las autoridades eclesiásticas de los países de origen y las de destino y algunos Obispos que han recibido apoyo del clero africano han hecho notar que todos sus sacerdotes cuentan con la debida autorización de las diócesis de origen. "Mi propio país fue evangelizado por misioneros franceses y su trabajo está dando fruto ahora que llevamos en la fe de vuelta a Francia", indicó a Catholic Herald el Padre Joseph Longo, sacerdote que realiza su ministerio de manera legítima en Francia. "Como un africano estoy sorprendido de la indiferencia hacia la religión aquí, pero aún se encuentra bastante buena voluntad y no he tenido dificultad en ser aceptado".
El mes pasado, el presidente de la conferencia de obispos marfileños discutió la situación con su homólogo francés, el arzobispo Georges Pontier de Marsella, y se espera que una delegación de la Iglesia francesa continúe las conversaciones en breve en la capital de Costa de Marfil, Abiyán.
El obispo Dogbo admitió que, en todo caso, la Iglesia africana tiene un problema con la obediencia, especialmente entre los clérigos más jóvenes. Por urgente que sea que los obispos europeos necesiten sacerdotes, dijo, siempre deben verificar de dónde son, qué están haciendo y si se necesitan en su país de origen. Incluso aquellos que adquieren la ciudadanía europea permanecen unidos a sus diócesis de origen.