El sacerdote español Juan Pedro Oriol, uno de los más emblemáticos miembros de los Legionarios de Cristo decidió dejar la congregación tras un largo periodo de reflexión y meses después de que sus hermanos Santiago e Ignacio hicieran lo mismo.
La decisión fue comunicada públicamente mediante un artículo de prensa en el cual Oriol aseguró que su salida llegó "después de seguir un proceso personal".
"No quiero mirar atrás, lo único que quiero es hacer la voluntad de Dios, poder agradarle y servirle. Esta decisión, aunque no quita mi dolor, me lleva a encontrar la paz en la esencia de mi sacerdocio: dar la vida por Cristo y por el prójimo", indicó.
El portavoz de la congregación en Roma, Andreas Schoggl, confirmó la decisión del sacerdote de abandonar el instituto para incardinarse en la archidiócesis mexicana de Guadalajara, en la que trabajó en los últimos años.
"(Comentamos la noticia) como lo pide el mismo padre Juan Pedro, con mucho respeto y con agradecimiento por todo lo que él ha hecho, con los mejores deseos para el futuro", dijo Schoggl.
Miembro de una de las tradicionales familias de la Legión de Cristo (a la cual ingresaron otros tres hermanos y una hermana suya), el sacerdote entró en una etapa de discernimiento y evaluación de su futuro y el de la congregación después que se hicieron públicos los graves actos inmorales de su fundador Marcial Maciel.
Además de Juan Pedro otros dos hermanos Oriol se apartaron de los Legionarios en los últimos meses: Santiago, quien en octubre de 2010 dejó tanto el instituto religioso como la dirección del Colegio Everest de Madrid e Ignacio, quien decidió incardinarse en la diócesis de Granada.
Siguen siendo miembros de la Legión Alfonso, quien administra una casa de ejercicios en Córdoba (España) y Malen, asistente del director general, Alvaro Corcuera, para las consagradas del movimiento laico Regnum Christi.
Según datos oficiales de la propia Congregación religiosa, en los últimos dos años (2009-2010), periodo que ha coincidido con el escándalo de Maciel, dejaron definitivamente la congregación unos 45 sacerdotes, mientras otros 12 decidieron vivir fuera de sus comunidades durante un ´tiempo de reflexión´.
Por lo tanto suman 57 los sacerdotes que decidieron dejar la Congregación para incardinarse como diocesanos en otras diócesis. Asimismo, se han registrado aproximadamente 200 bajas de seminaristas. Actualmente los Legionarios de Cristo cuentan con 890 sacerdotes y más de dos mil seminaristas en todo el mundo.
A continuación reproducimos el artículo del sacerdote español títulado "Nuevo camino", y publicado por el diario Reforma de México:
«¡Qué maravilla es ser sacerdote! El hombre que vive de cara a Dios y entregado a los demás. El hombre que sabe que Jesús está a la puerta y llama… (Ap. 3, 20)
»En mi sacerdocio, hoy comienza un nuevo camino. He decidido exclaustrarme y dejar la que ha sido mi congregación y a la que tanto llegué a amar.
»He llegado a esta decisión después de seguir un proceso personal. No quiero mirar atrás, lo único que quiero es hacer la Voluntad de Dios, poder agradarle y servirle. Y su Voluntad la encuentro en la Autoridad de la Iglesia.
»Esta decisión, aunque no quita mi dolor, me lleva a encontrar la paz en la esencia de mi sacerdocio: dar la vida por Cristo y por el prójimo.
»Donde Dios me quiera, Él me lo dirá. Sólo quiero lo que Él quiera y quisiera seguir adelante por donde Él me ha ido llevando, apoyado en el prudente consejo de sacerdotes virtuosos y beneméritos.
»Revive en mí la ilusión de poder servir a la Iglesia con el ministerio de mi sacerdocio y puedo ver cómo la gracia ya está actuando. A día de hoy, 11 jóvenes universitarios de Guadalajara y Querétaro quieren ingresar al Seminario y me han pedido que les guíe y acompañe. Sé que es Él quien puede tocar los corazones y yo sólo he de servir siempre con la mayor pureza de intención posible.
»Quisiera no causar sufrimiento a nadie con esta decisión, pero si causo alguna tristeza o daño, no es mi más remota intención hacerlo, y pido perdón por ello.
»Si pudiera pedir algo en este momento sería sólo respeto y oración, nada más. Acepto que no todos me concederán esto que pido y lo entiendo. He preparado mi corazón (Salmo 57) y no sólo no responderé sino que trataré de ofrecer lo que venga para purificar mi alma, amarle más a Él y ser más sacerdote según su Corazón.
»El noviciado, los años de formación y, sobre todo, estos 24 años de apostolado han sido una incesante bendición.
»Quedan en mí, para siempre, tantos momentos compartidos con los miembros del Regnum Christi (RC) y ¡cuánto he gozado con los jóvenes con quienes y para quienes he vivido!
»Nuestro Señor me regaló un segundo padre en el Padre Carlos Mora y traté de darle el mismo cariño que siempre recibí de él. Es y será uno de mis modelos de vida sacerdotal.
»No puedo dejar de agradecer a mis compañeros legionarios por toda esta vida compartida, hombro con hombro: ¡tantos años juntos!
»Dejo atrás a muchos hermanos en la Legión -que nunca dejarán de serlo para mí- y con quienes he sido muy feliz, pero un día triste y terrible perdí el candor de la inocencia al conocer la verdad del fundador, nuestra verdad. Y todo comenzó a cambiar poco a poco en mi interior, a desmoronarse, por más que yo intentaba que no fuera así. Para la Legión, con sincera nostalgia, todo mi cariño y agradecimiento y sólo deseo lo mejor en el futuro por venir.
»Quiero agradecer a las consagradas del Regnum Christi su testimonio y entrega han sido una bendición para mí con su frescura y su pureza y, al verlas, siempre recordaba a mi entrañable hermana Malén.
Agradezco con todo mi corazón a mi familia y a mis mejores amigos su compañía, su apoyo incondicional y su comprensión durante todo este proceso de discernimiento y conversión. Y mi más sincera gratitud a Don Juan Sandoval, Cardenal Arzobispo de Guadalajara, por su cercanía y su prudente consejo de padre, pastor y amigo.
»No importa dónde he llegado, lo que importa es a dónde voy, a dónde estoy yendo. Muchos se fijarán en que hoy termina un camino, para mí lo que cuenta es que hoy comienza otro.
»Esto es lo que me toca hoy. Hago lo que para mí es necesario hacer, enfrentando sus consecuencias. El terreno del mañana es muy incierto para hacer planes y si los hiciera podría caer en el vacío, como nos dice el Evangelio: “A cada día le basta su afán” (Mt. 6, 34), y me gusta cómo lo concreta Santa Teresita: “seré fiel hoy”.
»Sé que lo esencial no es lo que tienes en la vida sino quién eres en ella. Hoy dejo lo que levanté durante años, dejo mi casa de la Legión y queda lo que soy: Juan Pedro, sacerdote al servicio de mi esposa la Iglesia y de la familia de los hijos de Dios.
»Antes de terminar, quiero decir que en este camino he aprendido que hay mucho más de mis padres en mí de lo que yo suponía…
»Dejo mi vida en manos de mi Reina de la Esperanza y de la Paz, nuestra buena Madre María y con Ella, me apego a la Voluntad de mi único Amor y Señor, que hoy está a mi puerta y llama».
Juan Pedro Oriol es licenciado en filosofía por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum.