Donna y su esposo Matt, estuvieron intentando varios meses que ella se quedara embarazada, habiendo pasado ya por un aborto espontáneo que se produció a los dos meses del embarazo. Pero las cosas comenzaron a andar mal alrededor de los 12 semanas del embarazo. “Me ingresaron en el hospital con un dolor terrible en el lado izquierdo”, le cuenta Donna al periódico Mercurio de Lichfield (Lichfield Mercury) “Los médicos no comprendían lo que podría ser, pero ellos sabían que no estaba relacionado con el embarazo”.
Después de realizar algunas pruebas, los médicos descubrieron que Donna tenía un riñón desgarrado, y ellos se vieron obligados a realizar una cirugía de emergencia para remover el órgano afectado.
“Yo me desperté al día siguiente bajo cuidado intensivo y no sabía lo que había pasado”, dijo Donna. “Fue muy atemorizante, pero yo solamente quería saber si mi bebé estaba bien y por qué yo tenía una cicatriz tan grande en mi estómago”. Pero esto sólo era el principio de los problemas de Donna. Poco después de la operación, uno de los pulmones colapsó, y aún habiendo dado tratamiento a ese tumor, el otro igualmente colapsó.
Finalmente, la joven madre fue diagnosticada con dos condiciones extremadamente raras: la leiomiomatosis linfática, la cual es una condición que afecta a los pulmones, y la esclerosis tuberosa, que ocasiona el crecimiento de tumores en los órganos vitales del paciente.Según el periódico El Espejo (The Mirror), los médicos le dijeron a Donna que, sino abortaba, podría morir como resultado del embarazo – pero Donna rehusó discutir el asunto.
“Yo siempre había soñado en convertirme en mamá, y cuando finalmente estoy embarazada, por nada del mundo voy a renunciar a mi bebé”. “Fueron momentos de grandes temores”, recuerda. “Ambos sabíamos que mientras más tiempo continuaba mi embarazo, más tumores crecían dentro de mí – pero mi instinto maternal era demasiado fuerte para tan siquiera contemplar una terminación”. A la vez que el embarazo progresaba, a Donna se le mantenía bajo observación inmediata, debido a los tumores que crecían en el riñón que le quedaba, lo que también podría causar una hemorragia en el órgano. Finalmente, a las 28 semanas, los médicos decidieron realizarle una cesárea.
Lily, una bebé saludable, nació pesando solamente dos kilos y medio. Lily tiene ahora cerca de dos años y está bien. En cuanto a Donna, ella está recibiendo un tratamiento experimental para leiomiomatosis linfática, pero su pronóstico a largo plazo es incierta. “Nosotros no sabemos lo que depara el futuro – esto es lo más preocupante”, dice Donna. “Yo podría estar bien ahora mismo, pero temo llegar a un etapa en que necesitaría un trasplante pulmonar”.
Sin embargo, Donna alabó a su esposo y a su familia por la ayuda que le dieron para sobreponerse a una época tan difícil en su vida. “Mi familia, y Matt en particular, se han mostrado increíbles en medio de todo esto. Yo no hubiese podido encontrar a un compañero más tierno y solidario”.