Las cosas no son siempre lo que parecen. Desde tiempos apostólicos vive una numerosa comunidad cristiana en Siria. Hoy suman más de un millón y medio de personas (de las cuales unos 350.000 obedecen a Roma) y constituyen aproximadamente el 7,5% de la población.
Como en otros países de mayoría musulmana, cristianos y musulmanes han convivido con relativa estabilidad a lo largo de los siglos en este país. Las cosas han cambiado desde la invasión anglo-norteamericana de Iraq, que ha exacerbado los ánimos del islam radical.
Desgraciadamente la multisecular y numerosa comunidad cristiana está desapareciendo de Irak ante la pasividad del gobierno chiita iraquí, socio de los EEUU, que no hace prácticamente nada para proteger a los cristianos perseguidos y asesinados regularmente en ese país.
Pero regresemos a Siria. El prestigioso politólogo y periodista francés Richard Labévière, experto conocedor de Siria y autor del libro “Quand la Syrie s’eveillera” (Perrin , 2011), nos advierte en una entrevista recién concedida al diario “Le Monde”, que la comunidad cristiana también corre el riesgo de desaparecer como en Irak, ante la pasividad del mundo occidental.
Labévière distingue dos partes bien diferenciadas en la revuelta popular contra el régimen baasista en Siria. Por un lado, cabe distinguir un movimiento general, con características similares a las de Túnez o Egipto. Se trata de un profundo movimiento social que combina reivindicaciones políticas y sociales. Hasta ahí, nada extraordinario.
Pero por otra parte, no se puede hacer oídos sordos al papel jugado por el movimiento radical de los Hermanos Musulmanes y la de los grupos salafistas. Deraa, el epicentro de la contestación, donde Bashar el Assad ha enviado tanques del ejército, se sitúa a unos pocos kilómetros de la frontera jordana. Allí siempre ha habido tribus transfronterizas opuestas al régimen laico baasista. Desde el inicio de la revuelta, los Hermanos Musulmanes y los salafistas, muchos venidos de fuera, se han infiltrado dentro de las manifestaciones, provocando incidentes y disparando a las fuerzas del orden, algo que ha sido ocultado por la prensa occidental.
Siria es un país con mayoría sunita, si bien el poder lo ostenta la minoría alauita, una rama del chiismo. Detrás de la revuelta siria, Labévière ve los turbios manejos de Arabia Saudta, líder del mundo sunita y otro aliado de los EEUU y de occidente, para debilitar el régimen de Al Assad e implantar un poder de obediencia sunita fiel al liderazgo saudí. Han infiltrado grupos sunitas armados para desestabilizar el país.
Existe el riesgo que el país derive hacia la guerra civil con una confrontación entre sunitas y chiitas.
El eslabón débil de este escenario es la minoría cristiana. “Si el régimen cae, estamos muertos” dicen los amigos cristianos de Labévière. Se ha escuchado en las manifestaciones de Deraa el siguiente eslogan: “Los alauitas a la tumba, los cristianos a Beirut”.
Pero a occidente no parece importarle la suerte de nuestros hermanos cristianos de Siria. El ex presidente Aznar, reclamaba en la Universidad de Harvard, hace unas semanas, el utilizar la misma mano dura que se ha aplicado contra Ben Alí de Túnez y Mubarak de Egipto contra Bashar el Assad, “enemigo de occidente y de Israel”. Déjà-vu en Irak.
Labévière, periodista francés experto en Siria , no pretende con ello justificar la represión del régimen baasista contra la revuelta popular. Simplemente, alerta a occidente de las funestas consecuencias contra la población de Siria, y contra la multisecular población cristiana, de una más que problable instación del poder de los Hermanos Musulmanes con el apoyo y tutela de las directrices de Arabia Saudita, el país exportador del islam más radical.
La situación actual de Siria no es un mero choque entre un poder dictatorial y una oposición democrática. En el seno del régimen baasista hay una clara distinción entre elementos radicales con peso en el ejército y otros moderados, proclives a una apertura democrática, entre los que se encuentra el Presidente El Assad;… y, por la otra parte, a pesar de la envoltura de democracia, en el origen de las revueltas sirias se encuentra, al menos en parte, una oposición infiltrada por totalitaristas musulmanes salafistas, apoyados por el régimen pro-occidental saudí.