El vaticanista Sandro Magister afirma que algunos de los mayores pensadores tradicionalistas habían apostado al Papa Benedicto XVI y “ahora se sienten traicionados”. Para el especialista en temas vaticanos las últimas desilusiones serían el Patio de los gentiles y el próximo encuentro interreligioso de Asís. La acusación que hacen a Ratzinger es la misma que hacen al Concilio: haber sustituido la condena con el diálogo”.
En su último artículo titulado “Los grandes desilusionados por el Papa Benedicto”, Magister da cuenta de que la Santa Sede ha confirmado oficialmente que el próximo 27 de octubre, en Asís, Benedicto XVI presidirá una jornada de "reflexión, diálogo y oración" junto a cristianos de otras confesiones, a exponentes de otras religiones y a "hombres de buena voluntad".
El especialista señala que el encuentro se celebrará veinticinco años después de aquél que se hizo célebre, anhelado por Juan Pablo II. “Joseph Ratzinger, en ese entonces cardenal, no participó. Y ya dio a entender que, con él como Papa, el próximo encuentro de Asís será revisado y corregido, purificado de toda sombra de asimilación de la Iglesia Católica a las otras confesiones de fe”.
“Pero igualmente los tradicionalistas no lo han perdonado. Algunos de ellos han firmado un llamado crítico. El `espíritu de Asís´, a su juicio, es parte de la confusión más general que está disgregando a la doctrina católica y que ha tenido origen a partir del Concilio Vaticano II. Una confusión contra la que Benedicto XVI no reaccionó como debía”, apunta.
Para el vaticanista , en estos últimos tiempos, “en el campo católico tradicionalista, las críticas contra el papa Ratzinger no han disminuido sino que han crecido en intensidad. Reflejan una creciente desilusión respecto a las esperanzas inicialmente renovadas en la acción restauradora del actual pontificado”.
Las críticas de algunos tradicionalistas se concentran en particular en el modo en que Benedicto XVI interpreta el Concilio Vaticano II y el post-concilio.
“A juicio de ellos, el Papa se equivoca cuando limita su crítica a las degeneraciones del post-concilio. En efecto, el Vaticano II – siempre a su juicio –, no ha sido sólo malinterpretado y aplicado: fue él mismo portador de errores, el primero de los cuales fue la renuncia de las autoridades de la Iglesia a ejercer, cuando es necesario, un magisterio de definición y de condena; es decir, la renuncia al anatema, para privilegiar el diálogo.
Magister señala asimismo la desilusión que hay tanto en el plano histórico, como en el teológico, desilusión encarnada por intelectuales tradicionalistas como los profesores Roberto de Mattei, Brunero Gherardini, emérito de la Pontificia Universidad Lateranense y director de la revista de teología tomista "Divinitas" y Enrico Maria Radaelli, filósofo y teólogo, discípulo del mayor pensador tradicionalista del siglo XX, Romano Amerio.
Para Radaelli, por ejemplo, la mayor culpa de Benedicto es la de haber renunciado a enseñar con "la fuerza de un cetro que gobierna". En vez de definir la verdad y condenar los errores, "se ha puesto dramáticamente disponible a ser criticado también, no pretendiendo ninguna infalibilidad", señala Magister.
“En consecuencia, Benedicto XVI se habría también él plegado al error capital del Vaticano II: la renuncia a las definiciones dogmáticas, para favorecer un lenguaje ‘pastoral’ y entonces inevitablemente equívoco”.
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