Como informó Luis Antequera para ReL, la quema de un Corán por el pastor protestante Terry Jones provocó inmediatamente el asesinato de dos personas en Pakistán y el asalto a varias iglesias, a pesar de que la comunidad católica local condenó los hechos.
Este viernes la oleada de violencia islamista continuó con el asesinato de siete funcionarios de la ONU (cuatro guardias nepalíes y tres trabajadores) en Afganistán, donde fue asaltado un edificio de las Naciones Unidas de Mazar-i-Sharif, y durante las horas posteriores las manifestaciones de protesta ocasionaron cinco muertos más.
Aunque el hecho tuvo lugar en Florida el pasado 20 de marzo, fue la difusión de las imágenes la que provocó la reacción de los fanáticos musulmanes.
Terry Jones se mostró «devastado» tras tener noticia de los hechos, pero ha declinado cualquier responsabilidad: «Los elementos radicales del Islam toman eso como excusa para sus actividades violentas. Ya es hora de que dejemos de ignorar el avance de la violencia en países musulmanes como Pakistán y Afganistán», dijo el pastor. Los asesinatos no van a cambiar su estrategia, aunque no tienen planes de nuevas quemas del libro sagrado de los mahometanos: «Pero no está en nuestra agenda recorrer el país quemando coranes», puntualizó.
Por su parte, Luke, el hijo de Jones, de 29 años, pastor como él, casado y con dos hijos, afirma que está preparado para morir, pues tanto él como su padre han sido amenazados. Y aunque no tienen miedo, lamentan la situación que se crea para su familia: «Tengo niños, y no quiero que vivan con esto toda su vida». También niega que sean responsables de lo sucedido: «Es algo horrible y trágico, pero no está en nuestras manos. Nosotros no promovemos la violencia ni el asesinato. Simplemente hemos quemado un libro»