"¿Es posible que no se pueda entender que con las bombas no se soluciona nada? Una vez más pido que se busque una solución diplomática, quizás a través de la mediación de algunos líderes africanos. Quien ha promovido esta guerra debe entender que Gadafi no se rendirá. Esto podría crear una crisis muy larga, con éxito incierto", dijo Martinelli a la agencia vaticana Fides.
El prelado contó que entre ayer por la tarde y esta madrugada se oyeron explosiones "muy fuertes" en la distancia y reiteró que no ve "a dónde nos conducirá todo esto".
Sobre la situación de los refugiados africanos que se encuentran en Trípoli, Martinelli dijo que es muy "difícil" y que representantes católicos en Libia están tratando de organizar la salida de los eritreos y de los refugiados de otras nacionalidades hacia Túnez, cuya frontera está a 150 kilómetros de la capital libia.
Según el prelado, las autoridades libias y tunecinas no han puesto ningún obstáculo, y en Túnez hay organizaciones internacionales que pueden hacerse cargo de ellos.
Martinelli dijo asimismo que la pequeña comunidad católica presente en Libia se está "reduciendo" y hoy abandonarán el país un centenar de personas, entre enfermeras filipinas y trabajadores de otras nacionalidades.
El obispo ya informó ayer de que debido al fuerte bombardeo sobre un barrio periférico de Trípoli, la ciudad se está "vaciando, y que la población está huyendo por miedo a los bombardeos".
Martinelli reiteró su "contrariedad" a las acciones militares adoptadas después de que el Consejo de Seguridad de la ONU autorizara a tomar "todas las medidas necesarias" para proteger a la población civil libia de los ataques de las tropas de Gadafi y establecer una zona de exclusión aérea sobre el país magrebí.
El obispo insistió en que la guerra no resuelve nada y abogó por la vía diplomática.