El Papa Francisco, con sus viajes y diplomacia, durante los últimos años ha establecido lazos con los musulmanes suníes en Abu Dhabi, en Marruecos y con la universidad Al-Azhar de Egipto. Su documento conjunto por la fraternidad firmado con las autoridades de Al-Azhar es su carta de presentación para trabajar el diálogo entre Islam y cristianismo.
Ahora, en la primera visita de un Pontífice a Irak, ha podido escenificar este sábado un puente importante, tal vez histórico, con el otro gran ámbito musulmán, el mundo chiita, al reunirse con el ayatolá Said Alí Sistani, líder espiritual de los chiitas iraquíes.
Los chiitas son una minoría en el Islam, pero tienen el control absoluto en Irán (país fuerte, de 82 millones de habitantes) y ahora tienen el poder y una mayoría precaria en Irak, donde son unos 20 millones, frente a unos 18 millones de suníes.
Aunque los chiitas son mayoría en Irak, han estado históricamente relegados, primero por el partido nacionalista Baaz, que al entrar en guerra contra el Irán chiita desconfiaba de ellos. Después, han sido agredidos por el yihadismo suní, del cual Estado Islámico/Daesh fue su exponente más violento.
Un ayatolá por la unidad y contra la escalada de venganzas
Muchos consideran que el ayatolá Sistani, nacido en Irán pero formado en Irak desde los 21 años, tiene el mérito de haber unido a los chiitas, evitando que se fraccionaran en facciones que aumentaran la violencia, y que les haya contenido para evitar más acciones de venganza contra los suníes extremistas.
El islam chií, al contrario que el suní, tiene una estructura más "clerical", con su sistema de ayatolás, lo que ayuda a la Iglesia a encontrar interlocutores con más autoridad y capacidad de representación. La de Sistani en Irak es incontestable.
El Papa visitó a Sistani en la mañana del sábado en su casa de la ciudad de Nayaf, considerada santa por los chiíes. Nayaf está a unos 160 km al sur de Bagdad, a 30 km de la antigua Babilonia y a 400 km al norte de Ur, donde acudiría el Papa más tarde esa misma mañana.
La importancia de los lugares santos
Nayaf fue fundada en el año 791 d.C. por el califa Harún al-Rashid (el de Las Mil y Una Noches). Recibe peregrinos chiíes que vienen a visitar la tumba del Imán Alí, primo y yerno de Mahoma y primer hombre que se convirtió al Islam. Su mezquita es considerada el tercer lugar más sagrado del Islam chií, tras la Meca y Jerusalén.
El Papa, en el encuentro interreligioso de Ur, recordaría pocas horas después que "amar y proteger los lugares sagrados es una necesidad existencial, recordando a nuestro padre Abraham, que en distintos sitios elevó altares al Cielo".
Los chiíes, mucho más dados que los suníes a tener lugares y santuarios especiales, y que han visto a los suníes fanáticos de Daesh destruir algunos de los suyos, probablemente agradecieron la mención.
Los cristianos y otras minorías esperan que sus santuarios también sean respetados. En este viaje, tanto el Papa como las autoridades iraquíes repiten una y otra vez el caso de jóvenes musulmanes en Mosul ayudando a reconstruir iglesias destruidas por Daesh.
Una "visita de cortesía"... pero algo más
La diplomacia vaticana ha presentado la visita del Papa a Sistani como "una visita de cortesía, que ha durado 45 minutos". Ha sido un encuentro privado en la vivienda del ayatolá, que es humilde y sencilla. Se han hecho fotos y después han quedado solos, con sus traductores y acompañantes. Sistani tiene 90 años; Francisco 84.
El Papa llegó a la casa en un vehículo a prueba de balas, por la calle Rasuul, estrecha y bordeada de columnas, que finaliza en el santuario de cúpula dorada del Imán Alí. A pocos metros está la sencilla casa de al-Sistani. Unos iraquíes con ropas tradicionales lo recibieron liberando unas palomas blancas, símbolo de la paz.
"El Santo Padre ha resaltado la importancia de la colaboración y de la amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando el respeto recíproco y el diálogo, se contribuya al bien de Irak, de la región y de toda la humanidad", explica una breve nota de prensa vaticana.
El Papa ha querido "agradecer al Gran Ayatolá Al-Sistani que, junto a la comunidad chiita y frente a la violencia y a las grandes dificultades de los últimos años, haya levantado su voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando la sacralidad de la vida humana y la importancia de la unidad del pueblo iraquí", afirma la nota, reconociendo así que Sistani habría sido un factor pacificador en un entorno que lleva 40 años envuelto en guerras, invasiones y terrorismo.
"Al despedirse del Gran Ayatolá, el Santo Padre ha reiterado su oración a Dios, Creador de todos, por un futuro de paz y de fraternidad para la amada tierra iraquí, para Oriente Medio y para el mundo entero", añade la nota.
En este viaje el Papa y los delegados católicos usan mucho la expresión "Dios, Creador de todos" o "Dios, Creador de todos los hombres", junto con "el Altísimo" y "el Todopoderoso", que piensan que pueden usar por igual cristianos y musulmanes.
El papel de los cristianos en Irak
Según la agencia France Press, el gran ayatolá habría dicho al Papa Francisco que los cristianos de Irak tienen derecho a “vivir en paz y en seguridad” y a beneficiarse de “todos los derechos constitucionales”.
La Constitución actual fue votada en referéndum en 2005, con un 82% del voto a favor, apoyada por chiitas y kurdos, pero con el voto en contra de los suníes. Establece al presidente como una figura simbólica de unidad, al primer ministro como verdadero gobernante y al Islam como fuente prioritaria del Derecho en Irak, incluso sobre la propia constitución.
En el delicado equilibrio de fuerzas de Irak, con los chiíes siendo una mayoría escasa en Irak, rodeada de países suníes y del gran vecino persa, una minoría pequeña pero aún relevante, como los cristianos y una potencia diplomática neutral, como el Vaticano, pueden ser un recurso útil para aportar estabilidad a un país desgarrado. Sistani probablemente lo entiende así.
Imágenes en vídeo de la llegada de Francisco a Nayaf, ciudad santa para los chiíes