Los cristianos egipcios se preparan para celebrar su Nochebuena entre fuertes medidas de seguridad con el temor de que un nuevo atentado, como el que la pasada Nochevieja dejo 23 muertos y 90 heridos en la iglesia de Los Dos Santos de Alejandría, convierta las festividades en un baño de sangre.
Las estrictas medidas adoptadas por las fuerzas de seguridad incluyen el aumento del número de policías que vigilan las iglesias, que esta medianoche estarán abarrotadas de fieles, así como la prohibición de estacionar vehículos en los alrededores. La sede del patriarcado copto en la catedral del barrio cairota de Abasia está rodeada desde primera hora de la mañana por cientos de agentes y por más de una veintena de furgones de la Policía, y en la entrada se han instalado hasta seis arcos detectores de metales.
Muchos cristianos se han presentado voluntarios para colaborar en la protección de las iglesias, como el copto Amir al Gul, que hoy estaba en la catedral para evitar que suceda un atentado similar. Al Gul ha asegurado que se han tomado "medidas especiales de seguridad" y que la situación está "bajo control", por lo que no tiene miedo. "Estamos muy tristes", ha agregado este cristiano, que acudirá esta noche a la Misa del Gallo que oficiará el papa copto, Shenuda III, en la catedral.
Tras el atentado se han sucedido las manifestaciones de cristianos tanto en El Cairo como en Alejandría, y esta comunidad, que representa el 10% de la población egipcia, se ha mostrado sorprendida por la masacre.
Otro cristiano que controlaba los permisos para asistir a la misa de la catedral y que se identificó con el nombre de Phillip ha expresado su estupefacción por el ataque perpetrado en Alejandría, ya que "nunca había ocurrido algo tan grave (contra los coptos en Egipto)". "No sentimos la Navidad, sólo vamos a la iglesia para orar. Este año no la celebramos", ha declarado con pesar Phillip, que como muchos coptos lleva tatuada en la muñeca la cruz ortodoxa.
La tristeza se une al miedo ante la posibilidad de que se produzcan nuevos ataques, como es el caso del copto Amir Nabil, quien ha declarado en su ultramarinos del acomodado barrio de Zamalek que "puede haber más atentados en cualquier iglesia". Nabil, que piensa asistir a la misa en la catedral antes de reunirse con su familia para cenar y romper así el ayuno previo a la Navidad, mostró en el ordenador de su tienda fotos de los fallecidos la pasada Nochevieja.
Este atentado todavía está lejos de esclarecerse y, a pesar de que hubo una veintena de detenidos en relación con el mismo, la Fiscalía egipcia ha anunciado que las personas que se encontraban en el lugar de los hechos y han sido interrogadas no fueron testigo de "cómo ocurrió la explosión o quién la realizó".
Además, el fiscal ha asegurado que prosiguen las investigaciones y que todavía continúa sin identificar una cabeza encontrada en el lugar y que se desconoce si es la del autor del atentado, del que ningún grupo ha reivindicado la autoría aunque desde el principio se apuntó a la red terrorista Al Qaeda. La hipótesis de que Al Qaeda está detrás del ataque es compartida por muchos en Egipto, debido a las amenazas que este grupo vertió contra los cristianos egipcios en noviembre pasado por dos casos relacionados con supuestas musulmanas conversas en el país.
Para la musulmana Ola Baligh, los autores de la masacre de Alejandría "tienen que ser de fuera, de Al Qaeda", aunque, a su juicio, existe la posibilidad de que hayan conseguido influir en algunos sectores "pobres e ignorantes" de la población egipcia. Baligh ha asegurado, mientras compraba unas sábanas en la tienda del copto Basem Girgis, que en Egipto los creyentes de distintas religiones siempre han estado "unidos" y que los musulmanes también están "muy apenados y preocupados" por lo ocurrido.