La escalada de tensión que se vive en estos momentos ante la nueva y más grave crisis entre Estados Unidos e Irán tras el ataque mortal norteamericano contra el general iraní Soleimani en Bagdad vuelve a colocar a la región al borde de una nueva guerra.
En este contexto, el patriarca caldeo, el cardenal Sako, ha realizado un fuerte llamamiento a las partes para que dialoguen y eviten el derramamiento de sangre a una población ya agotada por el sufrimiento.
"Los iraquíes – ha afirmado – están todavía conmocionados por lo que sucedió la semana pasada. Tienen miedo de que Irak se convierta en un campo de batalla, en lugar de ser una nación soberana capaz de proteger a sus ciudadanos y sus riquezas. En estas circunstancias tan críticas y tensas, es prudente tener un encuentro en el cual todas las partes interesadas se sienten alrededor de una mesa para entablar un diálogo sensato y civilizado que evite a Iraq consecuencias inesperadas. Imploramos a Dios Todopoderoso – concluyó Sako – que garantice a Iraq y a la región una ‘vida normal’, pacífica, estable y segura' a la que aspiramos".
La "necesidad de paz"
También el Papa, en un mensaje en las redes sociales, invocó la paz: "Debemos creer que el otro tiene nuestra misma necesidad de paz. No se logra la paz si no se la espera. Pidamos al Señor el don de la paz".
Del mismo modo, en Vatican News, monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad, dijo que una nueva guerra en Irak sería terrible para la población y la comunidad cristiana. Las consecuencias de los conflictos siempre las pagan los más débiles.