Según la dirección general de estadística e información económica belga, el nombre de Mohamed ha sido el más popular entre los que se han atribuido a los niños nacidos en Bruselas el año pasado. Aunque en el conjunto de Bélgica el más utilizado para los varones ha sido Noha (Noé), esta pequeña curiosidad del padrón ha servido para recordar a los belgas que viven en el país europeo con una de las mayores proporciones de población islámica (5,8 por ciento), por encima de sus vecinos Francia y Holanda. En algunos barrios de Amberes son ya más del 80 por ciento y en Bruselas, la capital del país y de las instituciones europeas, se calcula que una de cada cinco personas es musulmana.
El sociólogo Jan Hertogen ha hecho un estudio sobre la población de Bruselas según el cual en 2020 la ciudad habrá alcanzando 1,2 millones de habitantes, de los cuales solamente del 20 al 30 por ciento serán belgas de origen, mientras que un 50 por ciento serán naturalizados, una gran parte de origen musulmán, y el 30 por ciento extranjeros.
Por ahora, los expertos belgas creen que una parte de esa población de origen islámico está siguiendo el mismo proceso de laicización que hace tiempo han emprendido los belgas cristianos. El profesor Felice Dassetto, de la Universidad de Lovaina, cree que «hay bastantes que son indiferentes a la religión». La realidad es que también hay una parte que mantiene unos vínculos muy rígidos con la religión de sus países de origen, como demuestra la experiencia.
Precisamente por ello, en Bélgica ha causado cierta polémica un informe de los llamados «Encuentros de la Interculturalidad» (impulsado precisamente por el antiguo partido democristiano valón que ahora se llama «humanista») en el que se lanzó la idea de que en el país hay demasiadas fiestas cristianas y promueve un calendario en el que haya solamente cinco fiestas fijas: 1 de enero, 1 de mayo, 21 de julio (día de la independencia), 11 de noviembre (armisticio de la Primera Guerra Mundial) y 25 de diciembre, de modo que se dejaría a cada cual elegir las festividades que faltan según su creencia.
En diciembre pasado, por ejemplo, el día 24 de diciembre se determinó por primera vez como día lectivo a todos los efectos para todas las escuelas públicas de Bruselas, pero ante las protestas de los padres, el gobierno regional concedió medio día de fiesta. Ante esta decisión, el Consejo de Vigilancia musulmana ha considerado que se trataba de «una decisión discriminatoria en el espacio público», usando los mismoso argumentos por los que se ha prohibido el uso del velo.