"Los cristianos vamos con la cabeza alta desde la visita del Papa", dice el cardenal Louis Raphael Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos: "No solo en la calle, sino también en los medios se oye hablar de la componente cristiana de la sociedad iraquí".
Han pasado tres semanas desde el viaje apostólico de Francisco a Irak y los ecos no se han apagado, pero el cardenal Sako es realista y en la entrevista que publica este lunes La Nuova Bussola Quotidiana afirma que aún es pronto para pensar en un retorno masivo de los cristianos que tuvieron que huir de Estado Islámico: "El regreso de nuestros hermanos depende de cómo sea el Irak de mañana. Hay que crear las condiciones para una paz y una estabilidad duraderas, y ofrecer a las personas servicios y trabajo. Hoy hay inestabilidad y es difícil que un emigrado pueda volver. Hace falta tiempo. Pero estoy convencido de que, en el futuro, la presencia y las palabras del Papa podrán animar a los cristianos a volver".
Cuando Francisco abandonó el país, el primer ministro Mustafá al-Kadimi hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas, sociales y religiosas para abrir un diálogo con el objetivo de la reconciliación nacional, que debe construirse, según el patriarca Sako, "sobre el surco trazado por la visita de Francisco".
En el homenaje en Mosul a las víctimas del Estado Islámico, el Papa soltó una paloma blanca. A su izquierda, derecha de la foto, el cardenal Sako.
De hecho, espera que lo sucedido en Irak tenga ecos inmediatos en Líbano y Siria, que viven crisis muy distintas pero también muy profundas. "Hace pocos días", afirma, "me recibió el presidente de la Oficina del Waqf Sunita [organismo de la Administración que gestiona los lugares de culto sunita] y me dijo que la visita había sido increíble y que había supuesto un bien para todo Oriente Medio".
Sako ensalza la "decisión muy valiente" del Papa de visitar Irak a pesar de los riesgos del terrorismo y de la pandemia, y felicita al gobierno y a la sociedad por cómo respondieron al reto: "Las autoridades hicieron de todo para preparar la visita a la perfección. Durante los días de la visita y en los preparativos, Irak fue un equipo remando todos en la misma dirección. El éxito del acontecimiento debería enseñarnos que cuando se está unido se pueden lograr buenos resultados".
Sako concluye afirmando que lo que más le animó fueron unas palabras concretas del Papa: "Nos dijo que nuestra Iglesia, a pesar de las migraciones y los mártires, es una Iglesia viva fuerte. Esto no impulsa a avanzar sin tener en cuenta cuántos somos. Tenemos una vocación: dar testimonio del Evangelio en una sociedad donde la mayoría es musulmana".