Los violentos enfrentamientos se desencadenaron después de que las autoridades detuvieran la construcción de una iglesia, desatando la ira de los cristianos coptos, que constituyen un 10% de la población y se sienten discriminados en este país musulmán.
La tensión había ido creciendo en los últimos días en el barrio de Omraniya, en las afueras de El Cairo, donde los coptos pretendían ampliar una iglesia, cuya edificación había sido paralizada porque no reunía los estándares básicos de seguridad y tampoco contaba con el permiso del Gobierno, según la versión oficial.
La crisis estalló ayer, cuando empezaron a registrarse choques en diversos puntos de la provincia de Giza entre grupos de jóvenes y la Policía, que había sido desplegada en la zona ante la posibilidad de protestas.
Los fieles tiraron piedras y cócteles molotov contra los antidisturbios, que usaron gases lacrimógenos y contraatacaron también con piedras. Fue durante estos disturbios cuando un joven de 19 años resultó gravemente herido y falleció posteriormente. Además, decenas de personas habrían resultado heridas, aunque no hay una cifra oficial, mientras que el Gobierno eleva a 93 los detenidos.
Tras esta batalla campal, unos 3.000 cristianos se congregaron para protestar por la muerte del joven y por la prohibición de seguir con las obras de la iglesia, lanzando consignas de tipo religioso y, en algunos casos, en contra de los musulmanes. Medios locales y testigos relatan que hubo tensión entre los fieles de las dos religiones, pero también muestras de apoyo, frente a la represión por parte del régimen del presidente Hosni Mubarak.
Los coptos denuncian que el Gobierno les margina y son frecuentes las quejas relativas a los templos religiosos, ya que se limitan nuevas iglesias frente a las mezquitas. Asimismo, acusan al régimen egipcio de no protegerlos ante la violencia sectaria.