Un arzobispo, cánticos en armenio y 3.500 fieles. Y una cruz que no está en su sitio. La misa de este domingo en la pequeña iglesia de Akdamar, situada en una idílica isla del lago de Van, en el sureste de Turquía, habría podido marcar un hito enorme en la difícil reconciliación entre Turquía y Armenia, pero se ha quedado en un paso menor. Y todo por una cruz colocada ante la puerta de la iglesia, en lugar de coronar su cúpula.
La iglesia, conocida como Catedral de la Santa Cruz, fue construida en el siglo X y es uno de los templos considerados más sagrados por la rama armenia del cristianismo. Cayó en desuso en 1915, tras el genocidio armenio y fue restaurada en 2007 por el estado turco, pero como museo.
"Un gesto bueno", admite Rober Koptas, director de la revista armenia Agos. "Pero se usa para lavar la imagen de Turquía, como una herramienta propagandística, lo que es inaceptable. Es una iglesia armenia y el dueño debería ser el Patriarcado armenio, no el Ministerio turco de Cultura".
Reconocer el edificio como iglesia sería un gesto crucial para la pequeña comunidad armenia en Turquía -unas 60.000 almas- y un gran paso para la reconciliación diplomática con Armenia.
A punto estuvo de suceder: Karekin II, patriarca de todos los armenios, cuya sede se halla en Echmiadzin, cerca de la capital armenia de Erevan, iba a enviar a dos altos cargos clericales para representarle en la misa. Casi el equivalente a una delegación diplomática.
Pero la "Santa Sede" armenia canceló el viaje cuando supo que la colocación de la gran cruz de 200 kilogramos fue "pospuesta por el gobierno turco sin causa", según asegura en un comunicado.
"Dificultades técnicas" respondieron las autoridades turcas: la cruz se pondrá, pero después. ¿Por qué no a tiempo? "Por el referéndum constitucional" del domingo pasado, cree Koptas.
Los sectores islamistas, una de las bases del AKP, el partido en el poder, podría haberse distanciado en la crucial votación, si el Gobierno hubiera aparecido como impulsor de la ´construcción´ de iglesias. Un difícil intento de navegar entre dos aguas. "Cuando siente presión de fuera, Turquía hace pequeños gestos para ganar tiempo" resume Koptas.
Finalmente, el arzobispo Aram Atesyan, en representación del patriarca de Estambul, enfermo desde hace años, ofició la misa en compañía del gobernador provincial de Van y otras autoridades.
Tal vez, la oportunidad perdida de ganarse las simpatías de Echmiadzin se podrá recuperar el año que viene: habrá una misa anual y dentro de doce meses, probablemente ya esté la cruz en su sitio.
Por primera vez en siglos: según explica el historiador armenio Ara Sarafian, las fotografías de inicios del siglo XX muestran que sobre la cúpula de la Iglesia de la Santa Cruz de Akdamar no había ninguna cruz.