En plena invasión israelí de Libano, los habitantes de Biblos, a 40 kilómetros de la capital, Beirut, todavía son víctimas del pánico desatado por el bombardeo sufrido el pasado 23 de septiembre. El ataque de Israel formaba parte de una operación contra Hezbolá y fue la primera vez que los misiles alcanzaron la provincia desde octubre.
Conforme los bombardeos se intensifican y la invasión terrestre tiene lugar, cristianos como Nassib Joseph Karam contemplan con preocupación, pero también con fe, la situación de su ciudad y país.
Una situación caótica
En declaraciones a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el joven cristiano libanés asegura que pese a no haber actualmente ningún ataque directo a Biblos, la situación desde entonces es "caótica".
Son muchos los desplazados a esta región del país huyendo de los bombardeos y las necesidades se han incrementado.
"La gobernación de Biblos y el gobierno libanés, han tenido que trabajar en conjunto para poder paliar de alguna manera las necesidades básicas de cada familia desplazada, porque necesitan un lugar donde vivir, pero también un medio de vida, y en muchos casos medicinas, comida y ropa", detalla el joven.
Biblos es un espejo de lo que sucede en el conjunto del país, donde la tristeza, preocupación e incertidumbre son la constante de unos habitantes que "no saben qué hacer, si irse del país o quedarse".
Karam lamenta que "hay mucha incertidumbre con la realidad de la gente, dependiendo también de la zona, no está siendo fácil. Incluso los que vivían con cierta seguridad, también se sienten inseguros porque no sabemos qué va a pasar mañana".
Imágenes de los últimos ataques a Beirut:
Sacerdotes y monjas, "los primeros en tender la mano"
A grandes rasgos, cuenta que la amalgama de católicos, cunitas, chiitas o drusas están viviendo la guerra "uno al lado del otro" y "todos están afectados".
La labor de la Iglesia, sin embargo, si ha cambiado, siendo ahora incluso "más crucial" si cabe en situación de guerra y sacerdotes y religiosas fueron "los primeros en dar la mano" a quienes tuvieron que salir corriendo de sus pueblos, de su zona, buscando refugio.
Concretamente habla de un sacerdote que recibió a 10.000 personas, abriendo iglesias, colegios e instalaciones de convento sin miramientos para su refugio.
"Les ha acogido, dándoles agua y todo lo que necesitaban para poder instalarse después de huir de toda esta situación", explica.
"La fe nos mantiene en pie, es lo último que se pierde"
En una situación donde las bombas no hacen distinción entre sus objetivos, el joven cristiano testimonia que la fe cambia por completo el modo de afrontar la guerra.
Para él, no solo es "lo último que se pierde", sino también "lo que ha mantenido al país en pie desde hace tantos años".
Líbano, relata, "ha vivido, ha renacido ya varias veces y ha tenido circunstancias de todo tipo. Ya sea la explosión del puerto de Beirut, ya sea una guerra civil… Y de verdad que lo que ha mantenido este país de pie ha sido su fe, su convicción, su rezo, su unión en familia y su convicción".
La oración, crucial para los habitantes del Líbano y la paz
En este sentido, el apoyo de organizaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada puede ser vital. "Y no solo por las oraciones, muy importantes para nosotros", dice el cristiano, "sino también cualquier detalle, cualquier apoyo, cualquier grano de arena puede ser importante para cualquier familia libanesa que lo necesite. Agradecemos a Dios por tanta ayuda y tanta humanidad que rodea actualmente a nuestro país".
A modo de despedida, Nassib Joseph Karam llama al conjunto de la población a que conozca y se interese por la situación en Líbano, a que eleve sus oraciones y agradece "cualquier granito de arena que de una forma u otra llega a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada".
"Os llevamos en el corazón y Dios acompañará en todos los rezos y en todas las circunstancias, cualquiera que sea la circunstancia, será mejor si Dios nos acompaña. Muchas gracias de verdad por dejarnos alzar nuestras voces y que reine la paz en el mundo, que es lo que más nos interesa", concluye el joven.