El Papa Francisco ofició este lunes la misa en la capilla de la Casa Santa Marta tal y como es habitual y centró su homilía en cómo ayudar a los gobernantes, aunque estos sean malos.

El Pontífice pidió a los cristianos rezar por sus gobernantes puesto que no hacerlo “es pecado”, aseguró. Del mismo modo, Francisco instó a los dirigentes que recen para que puedan ser capaces de llevar a cabo su cometido sin cerrarse a sí mismos puesto que “los gobernantes que son conscientes de su responsabilidad ante el pueblo y ante Dios, rezan”.


De este modo, el Papa pidió un examen de conciencia. “Los gobernantes, que se pregunten: ‘¿Rezo a Aquel que me ha dado el poder transmitido por el pueblo?’. Los que no son gobernantes, que se pregunten: ‘¿Rezo por todos los gobernantes?’. Y si descubrís que no habéis rezado por los gobernantes, llevadlo a la confesión, porque no rezar por los gobernantes es pecado”, aseguró.

Pero además, el Papa trató las dudas que pueden surgir a la hora de rezar por los mandatarios. “Pero padre, ¿cómo puedo rezar por esta persona que hace tantas cosas malas?”, planteó el Papa, tal y como recoge Aciprensa, como posible réplica a esa petición de oración por los que gobiernan, incluso si son malos gobernantes. En ese caso, “tiene incluso más necesidad de oración. Reza, haz penitencia por el gobernante”.

Por todo ello, Francisco quiso insistir en que “no podemos dejar a los gobernantes solos. Debemos acompañarlos mediante la oración. Los cristianos deben rezar por los gobernantes”.


Por su parte, tras recordar el Evangelio del día en el que el centurión romano pide a Jesús que cure a su criado, el Papa agregó que el gobernante que no reza “se cierra en su propia auto-referencialidad, o en la de su partido, en ese círculo del que no se puede salir y termina siendo un hombre cerrado en sí mismo. Pero cuando contempla los verdaderos problemas, desarrolla esa conciencia de ser un subalterno, de que hay otro con más poder que él”.

“¿Y quién tiene más poder que un gobernante?”, se preguntó el Santo Padre: “El pueblo, que le ha dado ese poder, y Dios, del cual procede el poder transmitido por el pueblo. Cuando un gobernante tiene esa conciencia de subalternidad, reza”.


También puso como ejemplo a Salomón, que no pedía a Dios oro o riquezas, sino sabiduría para gobernar. “Los gobernantes deben pedirle al Señor esa sabiduría”, afirmó el Papa. ¿Y qué pasa si el gobernante es agnóstico o ateo?, se preguntó el Pontífice. “Si no puede rezar, que confronte sus actos con su conciencia, con la sabiduría del pueblo, pero que no permanezca cerrado en el pequeño grupo del partido político”.