Los discípulos de Jesús llegaron a Antioquía y empezaron a predicar no solo a los judíos, sino también a los griegos y a los paganos y un gran número de ellos creyeron y se convirtieron al Señor.
De este modo, el Papa Francisco ha hecho referencia al pasaje de los Hechos de los Apóstoles, en la Primera Lectura del día, para subrayar lo fundamental de abrirse a las novedades del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.
Así, ha señalado que muchos estaban inquietos en la época al escuchar que el Evangelio fuera predicado también a los no judíos, pero cuando Bernabé llegó a Antioquía estuvo feliz porque vio que estas conversiones de los paganos eran obra de Dios.
El Santo Padre ha explicado que muchos no entendían que el Señor había venido a salvar a todos los pueblos. “No entendían. No entendían que Dios es el Dios de las novedades: ‘yo hago nuevas todas las cosas’, nos dice. Que el Espíritu Santo ha venido precisamente para esto, para renovarnos y hace este trabajo de renovarnos continuamente. Esto da un poco de miedo. En la historia de la Iglesia podemos ver desde este momento hasta ahora cuántos miedos hacia las sorpresas del Espíritu Santo. Es el Dios de las sorpresas".
Pero -ha exclamado- ¡hay novedades y novedades! A propósito, el Papa ha especificado que algunas novedades “se ven que son de Dios”, otras “no”.
¿Y cómo se pueden distinguir? Francisco ha observado que tanto Bernabé como Pedro se dice que son hombres llenos de Espíritu Santo. “En los dos está el Espíritu Santo que hace ver la verdad. Nosotros solos no podemos. Con nuestra inteligencia no podemos”, ha indicado.
Y ha añadido que “podemos estudiar toda la Historia de la Salvación, podemos estudiar toda la Teología pero sin el Espíritu no podemos entender. Es precisamente el Espíritu quien nos hace entender o -usando las palabras de Jesús- es el Espíritu quien nos hace conocer la voz de Jesús”.
Por otro lado, el Pontífice ha recordado en la homilía que “el ir adelante de la Iglesia es obra del Espíritu Santo”, que nos hace escuchar la voz del Señor. Por eso ha preguntado: “¿y cómo puedo estar seguro de que esa voz que escucho es la voz de Jesús, que eso que escucho que debo hacer está hecho por el Espíritu Santo?”. Y la respuesta es sencilla: rezar.
“Sin oración, no hay sitio para el Espíritu. Pedir a Dios que nos mande este don: ‘Señor, danos el Espíritu Santo para que podamos discernir en cada momento qué debemos hacer’, que no es siempre lo mismo. El mensaje es el mismo: la Iglesia va adelante, la Iglesia va adelante con estas sorpresas, con estas novedades del Espíritu Santo”.
Del mismo modo, Francisco ha recordado que “es necesario discernirlas, y para discernirlas es necesario rezar, pedir esta gracia”.
El Pontífice ha señalado que "Bernabé estaba lleno del Espíritu Santo y entendió enseguida; Pedro vio y dijo: ‘¿pero quién soy yo para negar aquí el Bautismo?’ Es él quien hace que no nos equivoquemos. ‘Pero, padre, ¿por qué meterse en tantos problemas? Hagamos las cosas como las hemos hecho siempre, que estamos más seguros…"
Al respecto, Francisco ha advertido que hacer las cosas como se han hecho siempre es una alternativa “de muerte”. Por eso ha exhortado a “correr el riesgo, con la oración, también con la humildad, de aceptar lo que el Espíritu Santo”, nos pide “cambiar”. Este es el camino.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a pedir “la gracia de no tener miedo cuando el Espíritu, con seguridad, me pide dar un paso adelante”, así como “tener la valentía apostólica de llevar vida y no hacer de nuestra vida cristiana un museo de recuerdos”.