El testimonio de los mártires ayuda a que no caigamos en la tentación de convertir la fe en poder, explicó el Papa Francisco en la misa matinal del lunes en la Casa Santa Marta.
El Papa predicó sobre el Evangelio del día, en el cual se dice que la gente buscaba a Jesús después de la multiplicación de los panes y los peces no por amor a Dios sino por intereses materiales.
"Esta actitud se repite en los Evangelios. Muchos de los que siguen a Jesús lo hacen por interés. Incluso entre sus apóstoles, los hijos de Zebedeo, que querían ser uno primer ministro y otro ministro de economía, buscaban el poder. La unción para llevar la buena noticia a los pobres, la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia… se oscurece, se pierde y se convierte en búsqueda de poder”, lamenta el Papa.
El Papa señala que esa tentación ya estaba presente en las propuestas del diablo cuando tentó a Jesús en el desierto. Le tentó ofreciéndole alimento, pan, y también espectáculo, popularidad: “el show… hagamos un buen espectáculo y todas las personas creerán en ti”.
Una tercera tentación es la apostasía, es decir, adorar ídolos. “Y esta es una tentación diaria de los cristianos, nuestra, de todos en la Iglesia: la tentación del poder mundano, en vez del poder del Espíritu”.
El Papa previno contra “esa calidez que aporta la mundanidad religiosa, que va creciendo hasta esa actitud que Jesús llama hipocresía".
Por eso Jesús lamenta: "En verdad, en verdad os digo que no me buscáis porque hayáis visto las señales sino porque habéis comido los panes”. Al caer bajo lo mundano, se debilita la fe y la misión de la Iglesia, previno el Papa.
Frente a esta tentación, está “el testimonio de los santos, el testimonio de los mártires, que cada día nos anuncian que van en el camino de Jesús; es su misión proclamar el año de gracia”. Jesús dice al pueblo: "He aquí la obra de Dios: que creáis en Aquél que Él ha enviado", es decir, poner la fe sólo en Él y no en las otras cosas que nos traen al final lejos de Él”
El Papa concluyó su homilía con esta oración al Señor: "Qué nos de la gracia de la reunión y también nos ayude a no caer en el espíritu del mundo, que es el espíritu que bajo un barniz de cristianismo nos llevaría a vivir como paganos".