Michael A. es un joven de Arabia Saudí que se bautizó católico en Estados Unidos, donde estudiaba, poco antes de volver a su país. Ha publicado su testimonio en inglés en Catholic-convert.com .
Por un lado, es una historia insólita, porque encontrar saudíes convertidos al catolicismo es muy poco frecuente. Por otro lado, es representativo de un fenómeno nuevo: hoy Internet facilita que los cristianos arabehablantes puedan explicar su fe a musulmanes de esa lengua, en programas árabes de chat y debate como Paltalk, sorteando las enseñanzas anti-cristianas que reciben en las escuelas de países islámicos.
Michael (su nombre cristiano) creció en Arabia Saudí en una familia suní poco devota, aunque no se consideraban menos musulmanes que nadie. En el colegio estudió desde muy pequeño el Corán, la teología islámica, el derecho islámico (fiqh), los dichos de Mahoma (hadiz), los comentarios al Corán (Tafsir) e historia islámica.
1- Que corrompieron la Biblia, quitando de ella el nombre de Ahmed (que se refiere a Mahoma)
2- Que Jesús es sólo un profeta y un mesías (sin explicar qué es eso de ser mesías) pero no es hijo de Dios ni "otro dios como Alá", un invento de los cristianos.
3- Que Jesús no murió en la cruz, porque Alá no permitiría tal cosa para uno de sus profetas; quien murió en la cruz fue otro, y así los cristianos adoran a otra persona
4- Que los cristianos son politeístas, y adoran a tres dioses: Alá, Jesús ¡y María!
5- Que el cristianismo es una religión falsa, los cristianos son infieles, y según Mahoma no hay ni que saludarlos
"Yo sabía todo eso antes de los 10 años, y a esa edad de hecho intenté convertir al islam a nuestra criada filipina", recuerda Michael.
Él de niño siempre creyó en Dios como un amigo que le escuchaba, pero no era nada disciplinado en las 5 oraciones diarias que debe recitar el buen musulmán. Sus padres tampoco le insistían en el tema. Un día, un predicador suní habló del fin del mundo, de la guerra del bien contra el mal, cuando Isá (Jesús) volverá y reunirá a los verdaderos creyentes en un ejército.
Michael temía ir al infierno por no rezar sus 5 oraciones diarias, y sinceramente oró a Dios y le dijo: "Cuando Jesús vuelva, yo quiero estar en su ejército". "Creo que Dios respondió a esta oración años después", recuerda hoy. Mientras tanto, los predicadores aseguraban a todos que Roma caería pronto, como ya cayó Constantinopla.
Durante un tiempo, adquirió fervor por el Islam, hasta que se produjeron atentados en Arabia Saudí, cuando los yihadistas le pusieron bombas incluso a la policía saudí y a musulmanes civiles, inocentes. "Era algo que no podía aceptar ni entender". También veía islamistas fervorosos pero incoherentes. Y decidió ser un "musulmán normal", es decir, uno tibio, que escoge creer algunas cosas y otras no.
A los 17 años su padre lo envió a Estados Unidos a estudiar inglés, viviendo en una familia católica con la que no habló de religión. Pero en ese primer viaje aprendió a amar aspectos de la cultura occidental: la libertad de expresión, los derechos de la mujer, la libertad religiosa...
En 2009 murió un personaje famoso que no era musulmán. Charlando con sus amigos en Arabia, el joven dijo: "Dios bendiga su alma". Pero sus amigos se enfadaron mucho y le pidieron que retirase esas palabras, porque es incorrecto rezar por los infieles.
Efectivamente, repasó el Corán y encontró que allí se prohibe rezar por los no creyentes, y que hay muchas fatuas de maestros prohibiendo rezar por no-musulmanes y acudir a sus funerales. "Eso despertó preguntas en mi corazón, porque siempre sentí que Dios es bueno y amoroso", recuerda. Este incidente fue el que le animó a estudiar con mentalidad escéptica sus creencias islámicas.
La división entre muchas ramas del islam le inquietó. Y se preguntó además cómo podía confiar en los dichos y textos de Mahoma que se conocen a través de la primera generación musulmana, cuando es evidente que no eran personas virtuosas ni fiables: la esposa de Mahoma, Aisha, se peló con su sobrino, Alí; también lo hizo Muawiyah; pero la doctrina suní es que son testigos fieles y virtuosos. ¿Cómo creer que los "dichos" del Profeta se transmitieron con fidelidad?
Entonces sucedió algo que aún no entiende si no es como un movimiento del Espíritu Santo. Tecleó "Jesucristo" en YouTube, y empezó a ver vídeos en árabe de personas que decían que habían encontrado a Jesús, que era su Señor y Salvador personal. "Cristo se me apareció en un sueño", decía uno. "Vi a Jesucristo en una visión", contaba otro. "El pagó por mi en la Cruz y así me hice cristiano", un tercero.
"Para mí eran vídeos sin sentido, propaganda americana para que nos hiciéramos cristianos", pensaba.
Entonces un vídeo le hizo pensar. Era un pastor evangélico que decía: "Dios dejó su gloria celestial y tomó carne humana en la persona de Jesús, y murió en la cruz para salvarte por su sangre".
Todos los niños saudíes saben que los cristianos adoran a Jesús como un dios, pero la idea de la Encarnación, de que el Dios único y poderoso se había hecho hombre y había muerto para salvar a los hombres, a cada uno... era novedoso, inaudito.
Volvió a Estados Unidos, ahora como universitario, y lejos del hogar se olvidó de sus inquietudes teológicas y se volcó en una vida de juergas, amistades malas y "todo tipo de pecados".
Al cabo de unos meses, sintiendo un gran vacío moral, entró en foros cristianos de Internet con el pseudónimo "Lost Arabian" y empezó a hacer preguntas sobre la fe.
- ¿Por qué no pides a Jesús que te muestre la verdad sobre Él? -le dijo un contertulio.
- No puedo. Preguntar a alguien que no sea Dios, para mí, sería idolatría y politeísmo -respondió.
- Entonces, ¿qué tal si le pides a Dios que te muestre si Jesús es su Hijo?
Eso sí podía hacerlo. Y lo hizo. Y en el momento en que formuló su pregunta a Dios, "experimenté un amor por Cristo muy profundo. Desde ese momento Jesús empezó a ocupar mi mente. No podía sacarlo de mis pensamientos".
Los vídeos de "sueños" y "sensaciones" no bastaban para él. Quería argumentos, razones. No leía la Biblia, pero leía webs cristianas. Entendía que no podía ganar el Cielo con buenas obras, que necesitaba la piedad y misericordia de Dios, no su justicia. Entendió que Cristo le salvó con su sangre.
En YouTube encontró de todo: vídeos islámicos que atacaban la divinidad de Cristo, El Código Da Vinci... Tenía sed y buscaba más.
Poco antes de Ramadán de 2010, el joven le dio una última oportunidad al Islam: "Dios, si el Islam ha de ser mi religión, dame una señal". A él ya le molestaba ver que el islam enseñaba tantas falsedades sobre el cristianismo. Y leyendo el Corán encontró los versos que correspondían a esos días: todos eran incitaciones a odiar a los judíos. Le pareció evidente que eso no venía de Dios.
En esos días se encontró con una imagen del arcángel Miguel pisando la cabeza de Satanás. Quiso saber más de Miguel buscando en fuentes islámicas y cristianas. Vio que era un guerrero celestial de Dios, que arrojó a Satán del Cielo. "Después de investigar sobre él varios días, hice una extraña plegaria: pedí al Todopoderoso que me ayudase a encontrar la verdad enviándome este ángel para guiarme. En cuanto acabé la oración, sentí que algo tocaba mi mente y corazón. Una voz en mi interior me decía que Jesús era la Verdad y me pedía que lo aceptase".
Ahí empezaron tres días de dura lucha espiritual. Esa voz hacía "arder su alma con el amor de Cristo", un "fuego de adoración" le llevaba a Jesús. Pero él no podía, no quería cometer politeísmo, 21 años de doctrina islámica le bloqueaban.
Y entonces encontró un himno católico en Internet llamado "Ángel guardián del cielo tan brillante". "Lo canté con lágrimas, sabiendo que entraba en lo desconocido. Sentí la presencia de Dios más en los dos días siguientes. Sabía que Él me llamaba, que Jesús era Dios, que el Rey de Reyes me llamaba. Ese pensamiento me dejó sin palabras. Me postré de rodillas en el tercer día y recité la oración más herética pero honesta".
- "Jesús, no sé si debería rezarte o al Padre o al Espíritu Santo. Temo rezarte y que Dios Padre se enfade por olvidarle, o que se moleste el Espíritu Santo también. Realmente, no entiendo como va esto de la Trinidad. Pero sé que eres real y eres mi Dios y te acepto como mi Señor y Salvador personal. No sé lo que me pasará, pero cuidame, que confío en ti. Amén".
Se fue a dormir, y despertó sabiendo que era cristiano.
Pero, ¿qué más había que hacer? Comentó a un contertulio en YouTube que ahora era cristiano, y esa persona le hizo llegar un Nuevo Testamento. Por primera vez, Michael se acercó al texto del Evangelio, leyendo a San Juan. ¡Era increíble, tan sencillo de leer! No era como el Corán, incomprensible sin las notas y comentarios.
Y encontró estas palabras: "A todos los que lo reciban, los que crean en su Nombre, les dará el derecho de ser hijos de Dios". Y se puso a llorar. ¡Hijo de Dios! No solo servidor o esclavo, como en el Islam, sino hijo. Podía llamar Padre al Todopoderoso, de verdad. Y ya no tenía que odiar a nadie, sino amar a todos, incluso a los enemigos y perseguidores.
Por Internet, una chica baptista le dijo que tenía que bautizarse y elegir una Iglesia, cualquiera, "excepto mormones, testigos de Jehová y católicos".
En los foros de Paltalk en árabe se asombro de encontrar bastantes conversos del Islam al cristianismo, y también encontró árabes de familia cristiana, pero le inquietaba ver tantas doctrinas contradictorias. Una chica calvinista le decía que si no anunciaba públicamente su cristianismo, ardería en el infierno; los otros le decían que era lícito esconder su fe. Unos le decían que bautizarse era imprescindible; otros, que sólo era un símbolo. ¿Qué Iglesia era la verdadera?
Su origen islámico le apuntaba hacia el protestantismo: sin imágenes, sin Papa, más sencillo... Pero él no quería guiarse por su pasado islámico. Así que contactó con el capellán católico de la universidad, un cura joven que quedó muy asombrado por su historia.
El cura le llevó a la parroquia cercana, le acercó al altar, le mostró el gran crucifijo ("uau, esta es la Iglesia, como en las películas", pensó él), se arrodillaron los dos, y él le bendijo marcando la señal de la cruz en su frente. Cuando al día siguiente acudió a misa, supo que la iglesia estaba dedicada a San Miguel Arcángel.
En internet encontró un pastor pentecostal ferozmente anticatólico, que le pasó materiales muy contrarios al catolicismo y le ofreció ayuda económica y con la residencia en EEUU.
Pero él prefirió seguir investigando y hacer preguntas a un colega que era ex-baptista y se estaba preparando para ser católico, como él. Este chico conocía las objeciones típicas protestantes y sabía responderlas. Michael leyó clásicos como "Dónde está eso en la Biblia", de Patrick Madrid o "Roma Dulce Hogar" y "Salve, Reina y Madre" del ex-protestante Scott Hahn.
Dedicó 6 meses a estudiar la fe, a analizar las creencias de los Padres de la Iglesia, de San Ignacio de Antioquía, de San Ireneo, la autoridad de los Papas de los primeros siglos (Clemente, Víctor), su creencia en la Presencia Real en la Eucaristía, la autoridad del Papa Dámaso que en 382 cerró el canon de la Escritura...
También aprendió que la Iglesia con su autoridad podía rechazar libros no fiables, como el Evangelio de la Infancia de Tomás, del que el Corán había tomado la historia de los pajaritos de barro a los que el Niño Jesús daba vida.
Llegó a la conclusión de que la Iglesia que Jesús había fundado era la católica, y la diversidad de doctrinas entre los protestantes era una confusión que debilitaba al cristianismo y la evangelización.
Cuando sus padres le visitaron en Estados Unidos, les contó que ýa no era musulmán y se iba a bautizar católico. Sus padres le llamaron traidor, mal hijo, le anunciaron que no pagarían sus gastos universitarios ni su estancia, y que se avergonzaban de él por querer ser "occidental".
Michael aguantó el chaparrón, primero "contento por ser perseguido por mi fe", luego entristecido por su rechazo. Fue a rezar a la catedral, y otros rezaron por él. Y en dos días sucedió que sus padres cambiaron su postura: le aceptaban en casa y en la familia, pero sólo le pedían que no dijese a nadie en Arabia que era cristiano para no tener problemas con el gobierno.
En septiembre de 2011 empezó su formación para el bautismo, pero por un evento inesperado se vio forzado a dejar Estados Unidos y volver a Arabia. Cinco días antes de partir, el obispo norteamericano dio permiso para bautizarlo y así lo hizo 3 días antes del vuelo: bautismo, confirmación y primera comunión. Cuando volvió a Arabia era un católico completo, iniciando un nuevo camino.