Bajo cielos de plomo

La autora de este libro, Amparo Cabeza de Vaca, condesa de Luque, narra en primera persona, sacándola del olvido, una parte de la historia española del siglo XX, que ahora se pretende manipular y tergiversar. Ha sido precisamente este intento lo que ha impulsado la redacción de este libro, a fin de despejar incertidumbres sobre acontecimientos que la autora vivió de forma directa.

Se suceden a través de sus páginas, llenas de tensión, los hechos terribles de aquellos años de la Segunda República y la Guerra Civil española. Con la dispersión de su familia en el Madrid frentepopulista, en Asturias, Barcelona y en la Extremadura rural, la autora nos relata, como en diversos frescos, a través de numerosos ojos, aquellos tiempos de la revolución, la violencia desatada en la República, la persecución en el Madrid del Frente Popular, su ocultación y huida, el refugio en la legación noruega de Félix Schlayer, la amistad de la familia con el perseguido y denostado Salazar Alonso, la cruel represión llevada a cabo por socialistas y comunistas en Extremadura...

Además de esto, la importancia de este libro radica en la inclusión del Diario de Rafael Salazar Alonso, pieza inédita y fundamental en que se plasma la angustia contenida de un futuro incierto y desgraciadamente fatal. En las Memorias de este político de la Segunda República, que fue diputado del Partido Radical de Lerroux, ministro de Gobernación y alcalde de Madrid está simbolizada la tragedia de la Segunda República.

Vinculado desde su juventud al republicanismo, protagonista activo de los primeros pasos de la Segunda República, supo descubrir a tiempo que era imposible que el régimen se consolidara como un marco estable de convivencia y progreso si no conseguía ser un Estado garantizador del orden público y respetuoso con la propiedad y el ejercicio del culto católico y con los demás postulados del régimen social existente y para ello era imprescindible neutralizar a las fuerzas revolucionarias que venían haciendo imposible la convivencia y la modernización de España desde años atrás. Víctima de la venganza del Frente Popular, Salazar Alonso cayó asesinado tras una sentencia del Tribunal Especial de Madrid que dictó un fallo confirmado en el Consejo de Ministros por el Gobierno presidido por Largo Caballero. El antaño golpista se convertía ahora en el último responsable de la muerte de un hombre que estaba convencido de que solo con el cumplimiento de la ley era posible derrotar a la revolución. Su figura es un ejemplo de cómo lo que hubo de bueno en la Segunda República, de afán de libertad y de progreso, de defensa de la unidad de España y de regeneracionismo es un patrimonio que pasó íntegro al Movimiento Nacional. Personalidades como las de Salazar Alonso hacen imposible el intento de identificar a la República implantada en 1931 con la que existía en julio de 1936 y fue derrotada en abril de 1939.