El pasado 22 de marzo tuvo lugar en Madrid la presentación de la biografía de monseñor Marcel Lefebvre (19051991) publicada en España por la Editorial Actas y de la que es autor el también obispo Bernard Tissier de Mallerais. Nacido en Sallanches, Alta Saboya, Francia el 14 de septiembre de 1945, Tissier de Mallerais conoció y trató íntimamente a su ahora biografiado por quien fue ordenado sacerdote y, más tarde, consagrado Obispo en 1988.
 
De verdadera dimensión histórica se puede considerar la aparición de este libro.
 
En primer lugar porque va a permitir un conocimiento de la personalidad, perfil espiritual y obra de monseñor Lefebvre que, hasta ahora, resultaba muy difícil para el lector de lengua hispana aunque existía una primera y meritoria biografía publicada por José Miguel Gambra.

Fundamentado en una exhaustiva documentación, el libro editado por Actas busca a lo largo de sus páginas una explicación a la pregunta por el origen de la energía de este excepcional Prelado, descrito a menudo como un “soldado solitario” en la Iglesia y que, sin embargo, siempre afirmó no haber actuado nunca según sus ideas personales.

¿Cuál es el secreto de la proyección de este hombre, doctor en Filosofía y Teología, oficial de la Legión de Honor, que conoció y frecuentó a las más relevantes personalidades de su tiempo? A lo largo de una fascinante biografía se devela poco a poco el misterio de un hombre fuera de lo común, cuya extraordinaria seguridad en sí mismo se debió sólo a su absoluta seguridad en Dios.

El libro de Tissier de Mallerais no rehúye aquellos aspectos de la biografía del Obispo Lefebvre que presentan aristas más vivas. Los hechos históricos necesitan del paso del tiempo para ser objeto de una valoración acertada. Unas veces porque la falta de perspectiva y de documentación o de testimonios accesibles impide conocer cuáles son las intenciones que los guían y los objetivos que se pretenden. Otras, porque la libertad humana puede torcer o enderezar las consecuencias de una determinada decisión en una dirección muy diferente a la que pretendían quienes la pusieron en marcha. Algunas de las actuaciones de monseñor Lefebvre son ya hechos históricos y únicamente el paso del tiempo nos permitirá conocer la deriva definitiva que seguirán los acontecimientos.

Lo que sin duda queda, tras leer esta biografía, es el testimonio ejemplar de un Obispo cuya vida de fidelidad a la Iglesia y combate por la fe queda iluminada por la trayectoria irreversible que adquiere con posterioridad al Concilio Vaticano Segundo. Cuando ya era un anciano, después de largos años consumidos en el servicio a la Iglesia en territorios de misión, monseñor Lefebvre hizo del combate por la Misa Católica y la sana doctrina, la razón de ser de su existencia y la causa a la que inmolaría los últimos años de su vida. “Tradidi quod et accepit”, “Os transmito cuanto he recibido”… Recordemos también, como no, al obispo brasileño De Castro Mayer siempre a su lado en los momentos más difíciles, y lamentemos no poder añadir a esta relación ningún nombre procedente del episcopado español…
 
Consideramos, en segundo lugar, que la publicación de este libro adquiere una dimensión histórica porque tiene lugar en España, un lugar donde no se ha prestado a la persona y a la obra de monseñor Lefebvre la atención merecida a la hora de entender y de sobrevivir en medio de un proceso que Pablo VI definió como de autodemolición de la Iglesia.
 
Este silencio puede ser el resultado de dificultades reales pero revela también un clamoroso fallo de estrategia porque olvida esfuerzo de resistencia protagonizado en el entorno de la Hermandad Sacerdotal San Pío X frente a la forma real en que se procedió a imponer la reforma litúrgica y a las consecuencias desastrosas que eso trajo para la vida de la Iglesia.

Creo que en España no se ha reflexionado seriamente sobre la gravedad que supuso la existencia de un vacío legal en una materia de importancia trascendental para la vida de la Iglesia como es la celebración de la Santa Misa. Cualquier valoración de la persona y obra de monseñor Lefebvre no puede perder de vista que el nuevo Misal se impuso por métodos coactivos, sin regulación canónica y sin prestar ninguna atención a las voces de protesta que aquí y allá se alzaron… Y no hacen falta muchas luces para reconocer que son unas circunstancias excepcionales las que explican la adopción de medidas no menos excepcionales.

Podemos terminar evocando unas palabras del pensador contrarrevolucionario extremeño Donoso Cortés:
 
«No te canses en buscar asilo seguro contra los azotes de la guerra, porque te cansas vanamente; esa guerra se dilata tanto como el espacio, y se prolonga tanto como el tiempo. Sólo en la eternidad, patria de los justos, puedes encontrar descanso; porque solo allí no hay combate; no presumas, empero, que se abran para ti las puertas de la eternidad si no muestras antes las cicatrices que llevas; aquellas puertas no se abren sino para los que combatieron aquí los combates del Señor gloriosamente, y para los que van, como el Señor, crucificados».

Vivir crucificado al servicio de la verdad como único camino para llegar a la Gloria esperada. Esa es la clave para entender esta biografía.
 
Porque, en efecto, la verdad no se impone por sí misma como si le bastara la fuerza de la propia verdad. La que se impone de hecho es la mentira y la verdad, si llega a imponerse, lo es a fuerza de ríos de sangre de mártires y de incontables esfuerzos de misioneros y apóstoles. Ahí está el ejemplo de los primeros siglos cristianos: ¿Por qué triunfó la Fe? Porque “antes se cansaron los verdugos de matar que los cristianos de morir”. ¿Qué pasó después con el cristianismo en el norte de África? Que la verdad cristiana, establecida por el testimonio de tantísimos mártires, enseñada y defendida por figuras tan excepcionales como S. Cipriano y S.Agustín, fue arrasada por la mentira del Islam. Y en general ha sido mucho más frecuente el paso de la Cruz a la media luna que de la media luna a la Cruz.
 
Estudiando el tema sobre otras bases un periodista de excepcional competencia y de pensamiento laico como Jean François Revel llega a esta conclusión: La fuerza más poderosa entre las que dominan el mundo es la mentira. Y pocas mentiras tan aptas para desactivar la resistencia a la autodemolición como la que comentamos aquí. Por eso es tan urgente desenmascararla.

La Verdad, como tantos otros bienes, necesita ser protegida... Porque la Verdad no se impone por sí misma, sino que se abre paso en medio de enormes dificultades y suele dejar mártires entre los que se esfuerzan por defenderla y transmitirla como siempre hizo Mons. Marcel Lefebvre.

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Título: Marcel Lefebvre: la biografía Editorial Actas
Autor: Bernard Tissier de Mallerais  
Editorial: Actas  
Páginas: 895 + 32 de fotos  
Precio 36 euros