Las vivencias de la Guerra Civil española, abrieron paso a una cinematografía de tonos patrióticos centrada en los aspectos del conflicto más vinculados con los valores nacionales y religiosos.
Sin embargo hay un número de películas, escaso pero de gran valor testimonial, que a dichas referencias añaden temas sociales o propiamente falangistas, identificándose de manera más específica con este movimiento político y no tanto con el conglomerado de fuerzas agrupadas en la zona nacional tras el Alzamiento y el Decreto de Unificación de abril de 1937, que supone no sólo el fin de la independencia, sino la desaparición oficial de Falange Española de las JONS.
Películas como Frente de Vizcaya y 18 de julio (1937), Derrumbamiento del ejército rojo (1938) o Ya viene el cortejo (1939) son algunos de los casos que podrían citarse de cine patriótico de esta época hecho por falangistas pero que no es específicamente falangista.
Desde la creación en 1938 del Departamento Nacional de Cinematografía son decenas las producciones de películas patrióticas que se realizan, y también algunas son producidas en Alemania –como Legión Cóndor (1939) o Kamaraden auf See (1938)-, en Italia, que ya en 1936 había producido Arriba Spagna, –como Battaglia dell´Ebro (1938) o ¡España, una, grande, libre! (1939)-, y hasta en Portugal, donde en 1936 se había rodado ya O caminho de Madrid.
Italia produjo algunas de las mejores películas patrióticas de la época como L’Assedio dell’Alcazar (1940) de Augusto Genina –que en España se estrenó con el título de Sin novedad en el Alcázar- o L’uomo della legione (1940) de Romolo Marcellini, pero ni sus producciones ni otras muchas rodadas aquí pueden calificarse de genuinamente falangistas.
Ni siquiera José Luís Sáenz de Heredia, director muy reconocido y familiar de José Antonio Primo de Rivera, hizo cine verdaderamente falangista, a excepción del documental sobre el entierro de José Antonio –titulado ¡Presente! y que es de escasa calidad- y una interesante aproximación al cine social en Los ojos dejan huellas (1952), pero que no tuvo continuidad.
El que sí que rodó una estupenda película fue el falangista Carlos Arévalo, que ya había dirigido Harka en 1941. Rojo y negro (1942) trata de la amistad de un niño y una niña que al crecer se hacen novios. Como anécdota se puede mencionar el hecho de que el niño fuera interpretado por el recientemente fallecido actor “Quique Camoiras” en el que fuera su estreno cinematográfico.
Él es un idealista de la CNT y ella una falangista militante que en plena guerra pasa a ser una de las principales organizadoras de la “Quinta Columna” y del “Auxilio Azul”. Basada en la vida de la heroína de la Falange María Paz Martínez Unciti, es la película que mejor ha reflejado la dureza de la militancia falangista en aquellos duros años y para la ocasión se construyó un magnífico decorado, por pisos partidos (como se ven los hormigueros de urna de cristal), de la tristemente famosa “Checa de Fomento” que fue excelentemente utilizado en una inolvidable toma que iba pasando habitación por habitación. La cámara sigue todas las situaciones que allí se dan: la angustia de los presos, los juicios y las reuniones que tienen lugar en los despachos, sugiriendo al espectador las barbaridades que van sucediendo en cada una de ellas, con una técnica que ha sido repetida hasta la saciedad por muchos directores posteriores.
No obstante, la película estuvo sólo dos semanas en cartel antes de que fuera prohibida y destruida por razones políticas que nunca se aclararon oficialmente, algo muy usual entonces con los falangistas por muy patriótica que fuera la película. De hecho apenas un año antes pasó algo parecido con El crucero Baleares, de Enrique del Campo. Puede que en el caso de Rojo y negro tenga algo que ver el hecho de que el protagonista masculino, pese a ser de la CNT, sea “bueno”, pero no deja de ser absurdo dado que acaba por romper con sus camaradas, quienes de hecho acaban matándolo en un tiroteo que él mismo emprende contra ellos.
La verdad es que no pocas veces el régimen de Franco maltrató a sus propios defensores en el mundo del arte –y especialmente en el del cine-, algo que alcanzó dimensiones intolerables con unos falangistas que no siempre defendían el régimen –no es el caso de Carlos Arévalo-, pero que en cualquier caso tampoco le hacían daño. También hay que pensar en el cambio de directrices políticas que, al hilo de la coyuntura bélica mundial, empezaba ya en 1942 a introducirse en España: el año de Begoña y de la defenestración de Serrano Suñer.
La verdad es que no pocas veces el régimen de Franco maltrató a sus propios defensores en el mundo del arte –y especialmente en el del cine-, algo que alcanzó dimensiones intolerables con unos falangistas que no siempre defendían el régimen –no es el caso de Carlos Arévalo-, pero que en cualquier caso tampoco le hacían daño. También hay que pensar en el cambio de directrices políticas que, al hilo de la coyuntura bélica mundial, empezaba ya en 1942 a introducirse en España: el año de Begoña y de la defenestración de Serrano Suñer.
Ficha Técnica
ROJO y NEGRO.- (1942)
Argumento, guión y dirección: Carlos Arévalo.
Productora: CEPICSA (Compañía Española de propaganda Industrial y Cinematográfica,S.A.)
Interpretes: Conchita Montenegro, Ismael Merlo, Quique Camoiras, Luisita España,...
Música:Juan Tellería (compositor de la música del "Cara al Sol")
Supervisión artística: José Mª Alfaro
Fotografía: Enzo Riccione y Alfredo Fraile (interiores). Pérez Cubero (exteriores)
Montaje: Mariano Pombo.
Jefe de Producción: Fernando Royo.
Decorados: Antonio Simont
Estudios de rodaje: Chamartín.
Laboratorios: Madrid Film.
Duración: 78’ más unos minutos de colas de sonido.
Estrenada: cine Capitol de Madrid 25-mayo1942