Julián Gorkin, comunista, exiliado durante el franquismo, compañero de filas en el POUM de Andreu Nin, quien fue torturado en plena guerra civil por los soviéticos hasta la muerte (con desollamiento incluido, en plan azteca). El terrible régimen del gallego (a través de su ministro Fraga, también gallego) mantuvo respetuosa correspondencia con Gorkin a raíz de una polémica triangular entre ambos (régimen y Gorkin) y José Bergamín, un pájaro de cuidado.
Max Aub, poeta y escritor, socialista de carné, exiliado hasta que quiso (1969) y vocero del Frente Popular durante la guerra.
Pau Casals, músico, frentepopulista y filoseparatista catalán, exiliado y apartado de la cruel y sanguinaria dictadura franquista, venía a España de vez en cuando a presenciar las sesiones del "Festival Pau Casals", creado y organizado por el franquista Ayuntamiento de Barcelona en los años 50.
Julián Besteiro, veterano líder y militante del PSOE que el 6 de marzo de 1939 siguió los pasos de Franco tres años antes: junto con anarquistas, socialistas no sovietizados y los tres republicanos del tambor que quedaban en su zona, dio un golpe de Estado contra sus antiguos aliados, los comunistas. Murió en una cárcel española en 1940 de septicemia. Se le había conmutado la pena de muerte por 30 años de prisión, y de no haber fallecido es más que probable que esos 30 se hubieran convertido en los 4 que su socio "golpista", el anarquista Cipriano Mera (amigo de las pistolas, al contrario que Besteiro), pasó en la trena después de las conocidas conmutaciones.
Arthur Koestler, historiador y novelista húngaro-judío, comunista primero, anticomunista después (lo primero durante nuestra guerra). Hombre de ajetreada existencia.
George Orwell (Eric Arthur Blair, en realidad), escritor y periodista británico nacido en la India; vino a España a luchar al lado de los comunistas y aquí espabiló, convirtiéndose en uno de los más feroces anticomunistas.
Francisco Largo Caballero, líder carismático del PSOE, el "Lenin español", según sus fieles seguidores.
El "Lenin español" al frente de sus huestes
Hernández Zancajo, presidente de las Juventudes Socialistas en ejercicio el día de autos.
Hay más, quizás 100 o 200 testimonios entre los dulces frutos de los probolcheviques y los amargos arrepentimientos de los discípulos de Tarso, que fueron legión en nuestra guerra y su preámbulo, pero el grueso de ellos prefiero no divulgarlos hoy, en parte por no aburrir y en parte porque albergo la esperanza de que puedan ser un día ordenados y publicados junto a otros cien aún más impactantes: los de los personajes más ilustres de la época, los de quienes no dudaron ni un minuto en apoyar a Franco. Unamuno, Ortega, Falla, Baroja, Tolkien, Sholzenitsyn, Benavente, Montanelli, Azorín, Marañón, Dalí y un largo etcétera plagado de los mejores pensadores, los mejores escritores, los mejores ingenieros, los mejores investigadores, los mejores médicos...
La Patraña Progre sobre nuestra Guerra Civil supera incluso a la degradante Leyenda Negra, y ello por dos razones, cualitativa una y cuantitativa la otra. Si bien es cierto que en ambas redes de embustes subyacían (y aún subyacen) intereses políticos y económicos, las trolas sobre Cortés y compañía no lograron fracturar España hasta casi nuestros días, y aún hoy, a pesar de que existan inconscientes discípulos de Chávez y otras eminencias, el asunto no reviste importancia fuera de algunos círculos progres con acentuada aversión a la lectura. La cuantitativa es más grave: el español de a pie tiene a su disposición cientos de miles de documentos que deshacen en segundos cada uno de los elementos de la Patraña Progre, y el 70% de ellos están ya en la red, fundamentalmente en las hemerotecas digitales. Idiomas "prohibidos", torturas en las cárceles, intelectualidad antifranquista... Pero aún así no hay forma de parar el negocio electoral y crematístico de la llamada Memoria Histórica.
Felipe II lo tuvo algo más difícil, pero él, sus contemporáneos nacionales y los hijos, nietos y tataranietos de estos lo intentaron. Nosotros, con la documentación a nuestro alcance y los medios para divulgarla (a pesar de la SGAE y las distintas sectas televisivas), estamos dando un espectáculo bochornoso.
- ¿Qué es peor, la ignorancia o la indolencia?
- Ni lo sé ni me importa...
Así nos va.
Adenda:
Miguel de Unamuno. Declaraciones a "Le Matin", noviembre de 1936. "Respuesta" del Frente Popular (espejo de virtudes intelectuales) a dichas declaraciones:
"Respeto" por la vida humana reflejado en una frase; "respeto" por la verdad reflejado en la ocultación de la misma. No tienen desperdicio.
Foto: salida de Unamuno del Paraninfo de la Universidad de Salamanca minutos después de poner a parir a Millán Astray (militar alzado, jefe legionario, tullido por la Patria y más franquista que la Seguridad Social) sin mayores consecuencias y horas antes de intensificar su apoyo al Estadista Gallego, en forma de cartas en latín y español a 800 universidades de todo el mundo, entrevistas concedidas a distintos medios y charlas con jerarcas del bando alzado y aún con el propio Franco.
El contraste es ofensivo: en la zona frentepopulista fueron asesinados por su condición de intelectuales (sin abrir la boca, vaya) más de 50 personajes de altura (Maeztu, Vega Ceide, Hinojosa, Sánchez Blanco, Muñoz Seca, etc), y otros tantos se libraron por la mínima (Ortega, Fernández Flórez, Juan Ramón Jiménez, Jardiel Poncela, etc). Cuestión de estilo, supongo.