El Papa Francisco ha llegado en la tarde del sábado a Eslovaquia. Tras una bienvenida oficial en el aeropuerto, se dirigió a la Nunciatura en Bratislava. A las 16.40, el salón de la Nunciatura acogió un encuentro con 9 líderes de distintas iglesias protestantes y ortodoxas y un representante de la comunidad judía, a los que dirigió un discurso sobre la tentación de acomodarse en una época consumista.
Iván Elko, obispo de la mayor iglesia luterana del país (a la que pertenece un 6% de los eslovacos), y representante del órgano ecuménico del país, pronunció unas palabras de bienvenida al Papa, antes de su discurso.
Del tamaño de Aragón, dos tercios son católicos
Eslovaquia es apenas un poco más grande que Aragón, cuenta con 5,4 millones de habitantes y su capital, Bratislava, tiene 425.000 habitantes. La población tiene un 80% de etnia eslovaca, un 10% de etnia húngara y el resto de diversas minorías centroeuropeas. Es un país menos industrializado, mucho más rural y mucho más religioso que su vecina la República Checa, de quien se separó en 1989, al caer el Muro de Berlín.
Un censo de hace diez años calcula que un 62% de los eslovacos son católicos de rito latino (8 diócesis), a los que se suma otro 4% (200.000 fieles) que son católicos de rito bizantino con 270 parroquias y 3 diócesis en el país, organizada como una iglesia oriental 'sui iuris' desde 2008 (autónoma dentro del catolicismo).
Los luteranos de la Iglesia Evangélica Confesión de Augsburgo son un 6% (unas 300.000 personas), y todos los demás protestantes juntos suman otro 3 o 4%. Las otras denominaciones que acudieron al encuentro con el Papa (Iglesia de Hermanos, metodistas, husitas, bautistas, reformados, vetero-católicos y ortodoxos) en realidad suman muy pocos fieles.
Tras la persecución atea, ¿un esclavitud peor?
El Papa señaló a los líderes de las distintas denominaciones cristianas que "el viaje de sus comunidades se reanudó después de los años de persecución atea, cuando la libertad religiosa era obstaculizada o severamente puesta a prueba".
Pero ahora, con más libertad, hay tentación de volver a una esclavitud peor, interior, dijo.
Otra esclavitud, más cómoda, con pan, pero esclavitud
Citó la leyenda del Gran Inquisidor que escribió Dostoievski, personaje que asegura que el hombre no quiere la libertad, sino "una esclavitud más cómoda, la de someterse a quien decida por ellos, para tener pan y normas"
"Queridos hermanos, esto no nos pasa a nosotros; ayudémonos a no caer en la trampa de quedar satisfechos con pan y poco más", advirtió el Papa Francisco.
"¿Los cristianos hemos perdido un poco el ardor del anuncio y la profecía del testimonio? ¿Es la verdad del evangelio lo que nos libera? ¿O nos sentimos libres cuando ganamos la zona de confort que nos permite seguir tranquilamente sin repercusiones?", planteó el Pontífice.
También recordó las palabras de Jesús ("que sean uno para que el mundo crea"): "quizás hayamos perdido el ímpetu en la búsqueda de la unidad que Jesús imploró, una unidad que ciertamente requiere la libertad madura de opciones fuertes, renuncias y sacrificios, pero es la premisa para que el mundo crea".
El Papa en la nunciatura de Bratislava con líderes de diversas denominaciones cristianas
Europa libre de ideologías, ¿sin unidad cristiana?
"¿Cómo podemos soñar con una Europa libre de ideologías, si no tenemos el valor de anteponer la libertad de Jesús a las necesidades de grupos individuales de creyentes? Es difícil reclamar una Europa más fecunda por el Evangelio sin preocuparse por el hecho de que todavía no estamos plenamente unidos entre nosotros", insistió.
Recordó el papel histórico de dos hermanos de sangre, Cirilo y Metodio, santos patronos del país, griegos del s.IX que evangelizaron a los pueblos eslavos y que él llamó -citando la 'Slavorum Apostoli' de Juan Pablo II- "precursores del ecumenismo".
Contemplación y acción conjunta por los pobres
Animó a los cristianos eslavos a fomentar la contemplación, "esa fe vivencial, que sabe acoger el misterio. Ayudarnos unos a otros a cultivar esta tradición espiritual, que Europa tanto necesita: el Occidente eclesial, en particular, tiene sed de ella, para redescubrir la belleza de la adoración de Dios y la importancia de no concebir la comunidad de fe principalmente sobre la base de una eficiencia programática funcional".
Después animó al ecumenismo de la acción conjunta. "Si bien todavía no somos capaces de compartir la misma mesa eucarística, podemos acoger juntos a Jesús sirviéndole en los pobres. Será una señal más evocadora que muchas palabras, que ayudará a la sociedad civil a entender, especialmente en este período difícil, que solo estando del lado de los más débiles saldremos todos juntos de la pandemia", añadió. Y, como suele hacer en estos encuentros, finalizó pidiendo: "por favor, oren por mí".