Tras rezar este sábado el Angelus de la Epifanía del Señor, Francisco mencionó y bendijo "a los participantes en la gran cabalgata de los Reyes Magos que tiene lugar en Varsovia y en muchas otras ciudades de Polonia".
Una referencia que puede sorprender en España, donde Melchor, Gaspar y Baltasar desfilan por las calles en la víspera de la fiesta en una tradición que se remonta a mediados del siglo XIX. Pero los polacos lo hacen el mismo día 6 de enero -de ahí las palabras del Papa- en una celebración que importaron hace algunos años y tiene un éxito creciente. La Epifanía volvió a ser día festivo en 2011, tras medio siglo en que fue laborable.
Así lo recoge el blog Contando Estrelas (Elentir): en Polonia empezó a hacerse en 2009 en Varsovia, con la intención de "organizar los típicos juegos de la Natividad escolar de una manera diferente, en el espacio de la ciudad, e invitar a los residentes y turistas de Varsovia a celebrarla juntos", explica la Fundación del Cortejo de los Tres Reyes.
En 2011 la cabalgata se celebró en cinco ciudades más, al año siguiente en 24 y a partir de 2013 empezó a hacerlo la nutrida diáspora polaca, de modo que hoy hay cabalgatas de Reyes en más de 600 localidades nacionales y en una veintena de otros países, desde Alemania a Estados Unidos pasando por Ruanda.
Como destaca Elentir, "mientras en España las cabalgatas se están haciendo cada vez más profanas, llegando a parecerse en muchos casos a meros desfiles de Carnaval" -en 2015, en el Madrid de la alcaldesa comunista Manuela Carmena llegó a desfilar una 'reina maga' de cuota, y en 2018 una drag queen)-, "en Polonia las cabalgatas mantienen plenamente su significado cristiano, vinculándose en muchos casos con la celebración de Belenes vivientes".
La especificidad que sigue siendo netamente española es que son los Reyes Magos quienes traen los regalos a los niños.
Celebrar los Reyes Magos nos hace "más sencillos y mejores"
La Epifanía del Señor es "su manifestación a todos los pueblos, representada por los Magos", dijo Francisco antes de llegar a la bendición polaca. Son "hombres sabios que reconocen la presencia de Dios en un simple Niño: no en un príncipe ni en un noble, sino en un niño de pobres, y se postran ante Él, adorándolo. La estrella les ha conducido hasta allí, ante un Niño; y ellos, en sus ojos pequeños e inocentes, captan la luz del Creador del universo, a cuya búsqueda han dedicado su existencia".
El Papa recordó que eso que hicieron ellos, adorar, "no es perder el tiempo, sino darle sentido al tiempo: es encontrar el rumbo de la vida en la sencillez de un silencio que alimenta el corazón".
Y ensalzó el valor pedagógico de esta costumbre de celebración: "Si nos ponemos delante del Niño Jesús y en compañía de los niños, aprenderemos a asombrarnos y partiremos más sencillos y mejores, como los Reyes Magos".