El 8 de junio, el ayuntamiento de Roma aprobó, por 19 votos a favor sobre 26, una moción de Fratelli d'Italia (el partido de la primer ministro Giorgia Meloni) pidiendo al alcalde Roberto Gualtieri (del izquierdista Partido Democrático, varios de cuyos miembros apoyaron la resolución) que se dedique una calle, plaza o jardín a la memoria de Chiara Corbella Petrillo (1984-2012), "joven esposa y madre romana proclamada Sierva de Dios por la Iglesia católica en 2018".
Amplio acuerdo
"La historia, la vida y las obras de Chiara Corbella Petrillo", continuaba la propuesta, "han tenido un amplio eco a nivel nacional e internacional y se han convertido en un punto de referencia para muchísimas personas, en particular para las generaciones jóvenes". La propia Meloni la citó en su discurso de investidura entre otras mujeres que demostraron con su vida arrojo y decisión.
Como se recordará, la joven falleció a los 28 años de edad a consecuencia de un cáncer. Ella y su marido Enrico habían tenido ya dos hijos que murieron, respectivamente, a los pocos minutos y a las pocas semanas de nacer. Chiara estaba embarazada de cinco meses y decidió posponer el tratamiento hasta el nacimiento del pequeño, Francesco, para no perjudicarle. El bebé nació y ha crecido sano y bien. Esa decisión acabaria costándole la vida, pues cuando pudo comenzar la quimioterapia y radioterapia ya sufría una metástasis en varios órganos.
En sus últimos meses de vida, el ejemplo del matrimonio -vinculados ambos a una comunidad carismática- asumiendo con fe y alegría esa dramática circunstancia tocó el corazón de muchos, y el funeral de Chiara, celebrado como una fiesta en la que su propio esposo formó parte del coro, congregó a miles de personas en la abarrotada iglesia de Santa Francesca Romana en el Ardeatino.
El impresionante testimonio de Chiara Corbella.
Desde entonces, su tumba es con diferencia la más visitada en el cementerio romano de Campo Verano, y donde más adornos, objetos e incluso cartas y fotos son depositadas para pedir su intercesión.
La moción para que tenga una calle fue celebrada entonces por concejales de todos los grupos, entendiendo que se trata de "una mujer extraordinaria, convertida para muchos en un modelo de esperanza y un ejemplo de amor por la vida y la familia". Se espera que la realización efectiva de esta idea, con la atribución de su nombre a un enclave en la Urbe, tenga lugar antes o durante la celebración del Jubileo de 2025.
Una crítica muy desviada
Pero este consenso amplio ha sido roto posteriormente por la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas, que la consideran una medida "clerical" en homenaje a un "símbolo de los integristas anti-aborto".
Protestan porque entienden que honrarla implica afirmar que la "autodeterminación [de la madre ante su embarazo] es buena y justa solo cuando no molesta a cierta idea de mujer, de maternidad y de sociedad", según la cual "si una mujer decidiese abortar en los dos únicos casos admitidos por la ley más allá de los 90 días de embarazo [peligro para la madre o malformaciones del feto] no haría mal, pero si eligiese otra cosa sería mejor".
En realidad, el caso de Chiara Corbella no tiene nada que ver con el aborto, que nunca fue una hipótesis ni una indicación. Si ella hubiese decidido seguir un tratamiento contra el cáncer, aun a costa del riesgo para su bebé, habría podido moralmente hacerlo, algo totalmente distinto a matar directamente a su hijo. Así lo explicó el Papa Pío XII en 1951 y lo ratificó en 2009 la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Lo que hizo Chiara Corbella fue ofrendar su vida para salvar la de su hijo pudiendo haber hecho legítimamente lo contrario, y ese comportamiento heroico, unida a la profundidad de su vida espiritual durante toda su corta vida, es lo que ha llevado al inicio de su proceso de beatificación.