Los 250 millones de cristianos ortodoxos, organizados en muchas Iglesias autocéfalas, han de decidir: reconocer o no a la nueva Iglesia autocéfala ucraniana, reconocida por el Patriarca de Constantinopla y por las leyes ucranianas, pero que indigna al Patriarcado de Moscú y a diversas iglesias satélites del poderoso Patriarca ruso.
El 6 de enero, vigilia de la Navidad ortodoxa, en el Fanar en Estambul, el edificio del patriarcado de Constantinopla, el Patriarca Bartolomé de Constantinopla firmó el "Tomos" (decreto) de autocefalia que establece una Iglesia ortodoxa en Ucrania que no depende del Patriarcado de Moscú. Ahora, cada parroquia ortodoxa del país (e incluso en otros países) ha de elegir si sirve bajo el cayado de Moscú o el de Kiev.
En el Fanar acompañaba al Patriarca Bartolomé el nuevo metropolitano de Kiev, Epifanio (Dumenko), el presidente del Estado ucraniano, Petro Poroshenko, acompañado por su mujer Marina y sus hijos, vistiendo trajes nacionales ucranianos. A su lado, estuvieron el ex presidente Viktor Jushenko, el presidente del Parlamento, Andrij Parubij y el ministro de Defensa, Stepán Poltorak. Quedaba clara la trascendencia política y nacional del momento: que la Iglesia ortodoxa en Ucrania no dependa de la de Moscú.
A la izquierda, el metropolita Epifanio, nuevo líder de la nueva Iglesia ucraniana autocéfala; a la derecha, el Patriarca Bartolomé de Constantinopla, que es quien ha concedido la autocefalia a la Iglesia ucraniana
El Patriarcado moscovita ha cortado la comunión eucarística con esta nueva Iglesia ucraniana y también con el Patriarcado de Constantinopla (que pastorea unos cuantos territorios en Grecia, Turquía y diversos países del mundo).
Un mes después, 300 parroquias se cambian: no son muchas
Ha pasado un mes, y la agencia misionera AsiaNews recoge una estimación de 300 parroquias ortodoxas ucranianas que se han pasado a la nueva Iglesia autocéfala ucraniana, desgajándose de Moscú. Parecen pocas: apenas el 2,5% de todas las entidades que en Ucrania dependían del Patriarcado moscovita. Pero irá aumentando el número.
Estas 300 se suman a las parroquias que hace años que ya no dependían de Moscú y formaban parte de otras comunidades ortodoxas, ahora unificadas en esta Iglesia autocéfala establecida por Constantinopla.
Hasta ahora, el proceso parece estar dándose de un modo bastante pacífico.
Explica AsiaNews que la legislación ucraniana prevé que cada asamblea parroquial decida bajo qué autoridad sirve (incluyendo sus edificios, en muchos casos). En realidad, esa legislación ucraniana encaja mal con muchas normativas internas de las Iglesias y hasta la Unión Europea y el Tribunal Europeo están examinando esta legislación de forma muy crítica.
¿Cómo vota una parroquia?
Entre los protestantes, la asamblea de la comunidad se reúne tras una rígida clasificación de miembros.
En los estatutos de las parroquias ortodoxas, los criterios de pertenencia parecen ser más elásticos. Se cuentan aquellos parroquianos con 18 años cumplidos, que profesan ser cristianos ortodoxos, y que jamás hayan sido condenados por delitos civiles o eclesiásticos. En algunos casos se añade como requisito la frecuencia regular en la participación en las celebraciones litúrgicas, o una declaración de aprobación por parte del párroco.
Dichas fórmulas, que varían según el caso, a menudo permiten incorporar a la asamblea algunos miembros, por así decir, “turistas”, que son externos a la comunidad real, pero que, dependiendo de las circunstancias, votan a favor o en contra del pasaje de la comunidad a otra jurisdicción.
En muchos estatutos, hay una norma que establece que la asamblea es válida en tanto y en cuanto participen en ella la mayoría (50%+1) de los miembros de la comunidad. Para cambiar de jurisdicción se requiere de dos tercios de los votos; en base a estos porcentajes, se calcula a cuánto asciende el número de “turistas” necesarios.
El funcionamiento de la estructura eclesiástica, tanto en el caso de los auto-céfalos como de los rusos, no se limita a la administración parroquial: la ley “sobre la libertad de consciencia y las asociaciones religiosas” también prevé la existencia de otras estructuras como monasterios, circunscripciones sinodales, misiones y diócesis. Estas también pueden optar por pasarse de una jurisdicción a otra –eligiendo entre las distintas jurisdcciones ortodoxas, que antes del Tomos eran cuando menos cuatro, pero que hoy se han reducido básicamente a dos (o Kiev-Constantinopla, o Moscú), si bien hay varias organizaciones pequeñas disidentes, sobre todo a nivel local.
¿Qué harán los grandes monasterios que reciben donativos?
Las estructuras más delicadas y significativas son los monasterios, que reúnen un gran número de fieles y peregrinos, empezando por las dos Lauras (conjunto de monasterios) más conocidas, la de las Grutas de Kiev y la de Pochaevsk. A ellos se dirigen masas de devotos de las dos jurisdicciones en contienda, e incluso de greco-católicos, que dejan ofrendas considerables para los ritos y por los recuerdos.
Tanto el patriarca emérito ucraniano Filaret (Denisenko) como el nuevo metropolitano de Kiev, Epifanio (Dumenko), han declarado en más de una oportunidad que aguardan que se resuelva el cambio de jurisdicción de las Lauras y de los monasterios de la Iglesia autocéfala, para lo cual sería necesaria la asamblea de los monjes o el permiso de las autoridades superiores.
También está la posibilidad de una intervención estatal, ya que la propiedad de los terrenos sigue siendo del Estado ucraniano: este podría disolver los contratos de alquiler y usufructo y requisar los monasterios, para asignarlos a otra jurisdicción.
10 diócesis anunciaron pasar a Kiev: solo 2 lo han hecho por ahora
Sin embargo, los objetivos más apetecibles son las diócesis, cuyas administraciones gozan de amplias exenciones fiscales. En este caso, el pasaje es decidido por el obispo, con el permiso del metropolita y la reunión de clero diocesano, pero aquí la normativa es bastante imprecisa. Hasta ahora, de las 10 diócesis que habían anunciado su intención de pasarse a Kiev, sólo dos lo hicieron: la de Vinnitsa, con el metropolita Simeón, y la de Odesa.
A título personal también se ha pasado el metropolita Alejandro (Drabinko) que antes era vicario del metropolita Onofrio (que encabeza la jurisdicción rusa).
En la diócesis metropolitana de Vinnitsa se está librando un conflicto legal, ya que Onofrio ha nombrado un sustituto de Simeón, a quien define como un “traidor”.
Por el momento no ha habido violencia
Las presiones y las manipulaciones recíprocas entre ortodoxos rusos y ucranianos se suceden de distintas formas, pero lo cierto es que hasta ahora no ha habido casos evidentes de violencia recíproca, como se temía. En muchas parroquias, los fieles aguardan a ver los resultados de las asambleas de vecinos antes de decidirse a organizar su propio cambio de jurisdicción.
La nueva Iglesia ucraniana deberá tratar de evitar las tentaciones monopolísticas, sostenidas por las administraciones locales, dejando realmente en manos del pueblo la decisión sobre una cuestión tan importante para el futuro del país y de toda la Iglesia ortodoxa.