El Consejo de Estado francés respaldó este miércoles que se le retiren la alimentación y la hidratación a Vincent Lambert, de 42 años, que quedó tetrapléjico y con graves problemas neurológicos a raíz de un accidente con su moto en 2008. Desde hace seis años sus padres luchan para evitar su muerte, que cuenta con el respaldo de su esposa y tutora y de los responsables del Centro Hospitalario Universitario de Reims, donde se halla ingresado. Los médicos decidieron desconectarle el 9 de abril de 2018, sus padres recurrieron, y en enero de 2019 el tribunal administrativo de Châlons-en-Champagne confirmó la decisión.

La apelación al Consejo de Estado era el último paso legal para salvar su vida en Francia, por lo cual sus padres acudirán ahora al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.

La vista del caso tuvo lugar el 29 de marzo, planteándose las dos posiciones que dividen a la familia. Por un lado, sus padres (Pierre y Vivienne), una hermana y un cuñado de Vincent, que consideran que hay pequeños progresos en un estado vegativo que los facultativos consideran "irreversibles" sus lesiones cerebrales. Por el otro, la esposa de Lambert (Rachel), seis hermanos suyos y un sobrino, quienes afirman que él habría pedido, antes del accidente, no ser sometido a "ensañamiento terapéutico" en caso de encontrarse en una situación como la que está.

Los padres de Vincent Lambert, Pierre y Vivianne.

Lo cierto es que el mismo equipo pericial (formado por los doctores Xavier DucrocqEdwige Richer y Catherine Kieferpor) que, a instancias judiciales, determino que su estado vegetativo es irreversible, afirmó que no había con él "ensañamiento terapéutico" ni era una "obstinación irracional" intentar mantenerle con vida.

El obispo de Montauban, Bernard Ginoux, expresó este jueves en Twitter su oposición a la decisión del Consejo de Estado: "La pena de muerte, restablecida en Francia para Vincent Lambert. Los jueces le condenan. ¡Qué vergüenza de justicia!"; "Vincent Lambert, inocente condenado a morir por deshidratación y desnutrición. Protesto en nombre de los derechos humanos".

El 20 de enero, 55 especialistas en coma y estados terminales escribieron al tribunal señalando algunas limitaciones en los protocolos aplicados por los tres expertos: Lambert fue examinado en dos sesiones con 16 horas de intervalo, cuando, a la vista de las fluctuaciones en su estado, los protocolos aconsejan un mínimo de 5 revisiones a lo largo de 10 días "para que los resultados sean considerados fiables". Además apuntaban en su conclusión algo "inquietante": lo que se aplique a Vincent podría aplicarse también "a todos los que comparten su situación".

Los abogados de los padres de Vincent consideran incomprensible que, frente a un informe médico que niega esa "obstinación irracional", los jueces -y ahora el Consejo de Estado- apelen a esa "obstinación irracional" para avalar la desconexión del paciente. Los letrados esperan ahora que, con "fundamentos jurídicos distintos" a los manejados hasta el momento, el tribunal de Estrasburgo, que ya falló contra Vincent en 2015 en una apelación previa, revierta ahora la resolución administrativa francesa.

Sin embargo, consultado por Le Monde, Nicolas Hervieu, especialista en derecho europeo, considera que lo probable es que el tribunal decida "en pocos días" confirmando su jurisprudencia anterior sobre el caso y que además ignore la medida cautelar de suspensión de la muerte que piden los padres: "Ya no hay obstáculo jurisdiccional que impida llevar a efecto la suspensión del tratamiento".

Pero no hay tratamiento alguno. Como en el caso del bebé inglés Alfie Evans, se trata simplemente de matar a Vincent Lambert de hambre y sed retirándole la alimentación e hidratación que le mantienen vivo.