Esta semana, la Cámara de los Diputados italiana aprobó, casi por unanimidad (452 votos a favor y una abstención), la ayuda única al mes por cada hijo, que pretende reordenar y simplificar todas las medidas anteriores de apoyo a la natalidad.

Italia es uno de los países del mundo con índice de fecundidad más bajo (en Europa, solo España lo tiene peor), de ahí el acuerdo de los partidos para una iniciativa que se espera reciba un respaldo similar en el Senado.

A partir de ese momento, el gobierno de Giuseppe Conte dispondrá de doce meses para concretarla. Se estima que se situará en torno a los 200 o 240 euros, y queda por ver si se extenderá a cualquier número de hijos, hasta qué edad y si se trata de una medida definitiva o solo por unos años.

Según la ministra de Familia e Igualdad de Oportunidades, Elena Bonnetti, la aprobación de esta ayuda es "un momento histórico para el país y para la política, cuyo voto transversal remarca la asunción de una responsabilidad de todos por las familias".

Reconocimiento a la vida no nacida

Parece decidido que esta ayuda podrá percibirse a partir del séptimo mes de embarazo, un detalle que ha pasado "un poco con sordina", pero que -según celebra Francesco Belletti, director del Centro Internacional de Estudios de la Familia vinculado a Famiglia Cristiana- supone "un reconocimiento imprevisto  y potente de la vida 'en el vientre materno', una nueva valoración de la dignidad jurídica del concebido que llega incluso a un sostén económico concreto, y que restituye su valor a la vida naciente".

La "preciosa convergencia" conseguida, añade Belletti, no se habría podido lograr sin el "trabajo -con frecuencia silencioso- de diálogo, contactos y redes desarrollado en el mundo de la política por la sociedad civil, y sobre todo por el Foro de las Asociaciones Familiares, que desde 1993 siempre se ha ofrecido como espacio de diálogo entre diversos partidos".

Es, concluye, "un punto de unidad real" entre todos los italianos, "que parecen haber aprovechado los momentos más recientes de unidad nacional que la pandemia nos ha hecho experimentar": "En torno a la familia se descubre el bien común, y finalmente todos los partidos han comprendido que la familia no es un interés particular, sino la microfibra social que mantiene unido al país".