Adriano Dell'Asta, uno de los discípulos del fallecido padre Romano Scalfi en la asociación italiana Russia Cristiana, es el prologuista y editor de "Yo no tengo miedo, no lo tengáis vosotros" (Io non ho paura, non abbiatene neanche voi, Scholé, 236 páginas) un recopilatorio de escritos de Alexei Navalny, Premio Sájarov a la Libertad de Pensamiento en 2021.
Adriano Dell'Asta es profesor de lengua y literatura rusas en la Universidad Católica y ex director del Instituto Italiano de Cultura en Moscú. Hace unos años explicó a ReL cómo el nihilismo ateo prerrevolucionario ya era generador de atentados suicidas: no se necesita religión para eso.
Ahora, en esta antología de textos de Navalny, apunta el papel de la antropología y la fe cristiana del disidente. "Encarnó la resistencia y la oposición a Vladimir Putin. Ha puesto de relieve la represión política y la corrupción en Rusia. Y pagó con su vida. Estamos hablando de Alexei Navalny, envenenado en 2020, regresado a Rusia en 2021 e inmediatamente encarcelado, que murió el pasado mes de febrero en una colonia penitenciaria del Ártico ruso tras 300 días en régimen de aislamiento", recuerda el diario italiano Avvenire al comentar la antología.
Textos privados y alocuciones de sus juicios-farsa
En el libro encontramos textos de Navalny que elevan y edifican. Son reflexiones públicas y privadas, intervenciones realizadas durante los juicios-farsa que sufrió, sus publicaciones en redes sociales, sus entrevistas, sus mensajes dirigidos desde prisión a su familia o amigos.
Navalny en una primera fase de juventud era básicamente un nacionalista. Pero fue depurando sus posturas y apostando más y más por la democracia, especialmente contra la corrupción. Cuando regresó a Moscú en enero de 2021 sabía que el régimen de Putin le arrestaría con cualquier excusa. Estaba dispuesto a sufrir prisión como signo de denuncia y profecía. En la cárcel esperaba que al menos le dejaran leer a Chéjov. Fue llevado al Ártico en condiciones extremas.
Hacia 2011 y 2012, Navalny empezó a hablar de Dios y de Cristo, poco, cuando le preguntaban, pero luego más, y en sus textos. Dell'Asta no duda de su sinceridad y profundidad.
"Soy un típico creyente postsoviético y no estoy orgulloso de ello", declaraba en enero de 2012, siendo un político muy novato, en una entrevista con Boris Akunin. Con eso querría decir varias cosas, básicamente: que le faltaba formación, que le faltaba regularidad en la fe, que le faltaba comunidad... las cosas que faltan al "típico creyente postsoviético".
La Pascua es celebrar el inevitable triunfo del Bien sobre el Mal
En 2014, en su blog durante la Pascua Ortodoxa, escribió, dirigido a sus lectores: "Pensadlo, es la celebración de lo más importante que hay. La celebración del inevitable triunfo del Bien sobre el Mal. La celebración de la esperanza. La celebración de la fe en un futuro mejor. ¿Contra qué había luchado el Señor? Contra la mentira, la hipocresía, la esclavitud, la injusticia, la usurpación del poder por parte de criminales y ladrones. Contra todo lo que más nos repugna".
En ese mismo texto tenía claro que la profecía incluye la cruz, también para Cristo. "Fue muy duro para Él […]. Él mismo fue torturado y asesinado [...]. ¿Cuáles son todas nuestras “dificultades” y nuestros “problemas” en comparación con lo que Él tuvo que experimentar?".
Casi diez años después, en la Pascua de 2023, que vivió en prisión en el Ártico, escribió, meses antes de morir en extrañísimas circunstancias: "Este día [de Pascua] nos recuerda que no podemos desesperarnos, y por muy cansado que sea, llegará el día en que el mal será vencido y los hombres nuevamente le dirán riéndose: “Oh, muerte, ¿dónde está tu aguijón? Demonios, ¿dónde está vuestra victoria? ¡Feliz Pascua!".
Navalny citaba además un sermón de San Juan Crisóstomo sobre 1 Cor 15,55 ("¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?") para indicar que no le movía la estrategia política tanto como la lógica de la fe. Él creía, como el cristianismo, que de una aparente derrota puede salir una gran fuerza de victoria y salvación.
Dell'Asta, experto en los filósofos rusos previos a la Revolución (Berdiaiev, Bulgákov, Florensky, Soloviev, etc...), los expulsados por Lenin en 1922 en el "barco de los filósofos", observa que Navalny coincide con ellos en insistir en que la verdad y la justicia van ligados a la belleza.
Navalny trata varias veces de la belleza en sus escritos. "Es necesario embellecer la vida desfigurada por el poder", asegura Dell'Asta. Navalny vivía esta convicción cada vez con un carácter menos político, y quizá por eso cada vez más radical "e insoportable para Putin y lo suyos", escribe Dell'Asta.