La Iglesia alemana no pasa, precisamente, por su mejor momento. A la alarmante descristianización de la sociedad se le han unido últimamente las posturas adoptadas por el llamado "Camino Sinodal alemán". Aunque, es probable que una cosa llevara a la otra.

Mientras en regiones alemanas tradicionalmente católicas, como Baviera, se necesita revitalizar un árbol con raíces profundas pero con las ramas muertas, en ciudades como Berlín, el catolicismo no ha sido mayoritario desde la Reforma, y lucha cada día por no desaparecer en la apodada "capital atea de Europa".

Tabla rasa para crear

Sin embargo, como ocurre en Francia o España, especialmente en regiones como Cataluña, que son zonas muy descristianizadas, donde se ha tocado fondo, la Iglesia sigue haciéndose hueco poco a poco con gran vigor, creatividad y atrevimiento.

Jan Philipp Göetz fue director de relaciones internacionales de la aerolínea alemana Lufthansa y hoy en día se reconoce como católico. Ahora, en lugar de enfrentarse a negociaciones sobre el espacio aéreo al más alto nivel, dice ser un "caballero de Cristo". National Catholic Register ha publicado un reportaje sobre "el Berlín católico".

Con su viejo descapotable marrón, con el capó siempre descubierto (incluso en invierno), vestigio de su exitosa, pero insatisfactoria, carrera profesional, Göetz contribuye con su talento y energía a una serie de nuevos apostolados en la ecléctica ciudad de Berlín, desde una academia de filosofía... hasta una asociación que brinda formación a empresarios católicos.

Jan Philipp Göetz es un ex director de Lufthansa. Ahora, en lugar de enfrentarse a negociaciones sobre el espacio aéreo al más alto nivel, dice ser un "caballero de Cristo".

Originario de la región católica de Renania, Goëtz asegura que en Berlín, a pesar de la pérdida de la fe de la gente, pueden surgir iniciativas más creativas y potentes que en su tierra natal. Mientras en lugares como Passau, con un 80% de la población católica, los fieles están acostumbrados a lo de siempre, en Berlín, donde los católicos ni siquiera son 1 de cada 10 de los 3,6 millones de residentes, se abren grandes oportunidades. 

Destruida tras la Segunda Guerra Mundial, y liberada cincuenta años después de la influencia del comunismo, la capital de Alemania es una especia de tabla rasa. Un escenario que se abre a todo tipo de potencialidades interesantes. Aunque más del 60% de los berlineses no tienen afiliación religiosa, hay una gran oferta ecléctica de religiones mundiales y espiritualidades de la Nueva Era que hace que el catolicismo necesite ser atractivo.

Un "Asbury" desde 2006

Los católicos compiten en Berlín con musulmanes y neopaganos. Nada se da por sentado. Una situación que compromete más la vida de los fieles que en ciudades como Colonia o Munich. Sin embargo, no solo el panorama religioso en general es ecléctico, también lo es la propia población católica que vive en la capital de Alemania.

Los católicos de países vecinos, especialmente Croacia y Polonia, son una presencia significativa en las iglesias de Berlín. Pero, también, los indios, africanos, asiáticos y latinos. En la iglesia de St. Clemens, a dos kilómetros del Bundestag, se reúne cada día una muestra representativa de esta "subcultura" católica de la ciudad

La iglesia fue adquirida por un grupo de feligreses en 2006, cuando la Arquidiócesis de Berlín atravesaba una gran crisis financiera y tuvo que venderla. Los fieles llamaron a los padres paules de la India para que les brindaran atención pastoral, y estos llegaron trayendo consigo una espiritualidad arraigada en la Divina Misericordia y la devoción eucarística.

La iglesia fue adquirida por un grupo de feligreses en 2006, cuando la Arquidiócesis de Berlín atravesaba una gran crisis financiera y tuvo que venderla.

Desde la llegada de los padres paules, St. Clemens ha acogido la adoración eucarística las 24 horas del día, los 7 días de la semana, siendo probablemente la única iglesia de Berlín que lo hace. A cualquier hora del día se puede encontrar gente sentada en los bancos, y algunos se quedan varias horas después de la misa. 

"Es un Asbury desde 2006", afirma Göetz, refiriéndose al avivamiento de oración continuada (24 horas al día, todos los días) que tuvo lugar este año en una universidad cristiana en Kentucky. La potencia espiritual de St. Clemens se pudo comprobar el último viernes de Cuaresma. Después de la Misa de 6 de la tarde, muchos fieles se quedaron para unas letanías de la Divina Misericordia de más de dos horas, ante el Santísimo y, alternando con cánticos de alabanza.

Rosario por los barrios ateos

Pero St. Clemens no es el único pulmón católico de Berlín. También se viven situaciones similares en la parroquia de St. Afra, una iglesia dirigida por el Instituto de San Felipe Neri, y en San Matías, una iglesia más convencional. Estos oasis espirituales dan lugar a apostolados dinámicos que coinciden con el vanguardismo tan propio de la ciudad.

Así ocurre con Ethos+Maria, un grupo que combina la piedad mariana con la creación de arte digital. Michael Schiessel ayudó a iniciar este apostolado en el año 2017 después de experimentar un profundo camino de conversión.

En unas renovadas instalaciones industriales a orillas del río, Schiessel realiza un taller para los amigos de Ethos+Maria sobre "Inteligencia Artificial y creación". Los asistentes disfrutan de una presentación sobre el rumbo de la inteligencia artificial y crean collages, mientras un filólogo diserta sobre la etimología de la palabra bíblica griega "techne". 

Por supuesto, ningún evento Ethos+María está completo sin un tiempo para la oración y la devoción. Después del taller, los miembros van a una iglesia cercana y celebran la misa. Al acabar, el grupo se aventura a hacer algo excepcional en las calles de Berlín: pasear rezando el Rosario por Kreuzberg, uno de los barrios más ateos de la ciudad (ver aquí el vídeo).

 

Puedes ver aquí una de las adoraciones en la parroquia de St. Clemens de Berlín.

Novedoso, atractivo y dirigido por laicos, el evento Ethos+Maria es un ejemplo de las emocionantes posibilidades que tienen los católicos en Berlín. Mientras los defensores del Camino Sinodal exigen cambios imposibles, un grupo de católicos realiza iniciativas interesantes como pasear por las posmodernas calles de Kreuzberg rezando el Rosario.