Un tribunal de apelación francés ha dictaminado que el cardenal de Lyon, Philippe Barbarin, no encubrió abusos del sacerdote Bernard Preynat: el tribunal absuelve al cardenal de 69 años de una sentencia previa que le habría condenado a 6 meses de prisión.
El caso se remonta a 2014 y 2015, cuando Alexandre Hezez, que siendo niño en los años 70 y 80 fue víctima de los abusos de este sacerdote, descubrió que aún continuaba trabajando con acceso a menores de edad. Hezez acudió a informar al arzobispo Barbarin y, pareciéndole que no actuaba, denunció los hechos ante la justicia.
En 2017 el cardenal admitió en Le Monde que aunque él no escondió las acusaciones contra Preynat, su respuesta a ellas había sido "inadecuada". Dice que abrió una investigación contra Preynat después de conocer las acusaciones, y que lo retiró del ministerio en 2015.
Un tribunal francés condenó en 2019 a Barbarin por no denunciar los casos de pederastia de Bernard Preynat, pero Barbarin apeló y ha ganado ahora la apelación. Aunque Barbarin presentó su dimisión como arzobispo de Lyon, el papa Francisco no la aceptó y le mantuvo en el cargo, aunque él ha decidido mantenerse alejado de las funciones de gobierno diocesano.
André Soulier, uno de los abogados de Barbarin, señala que la absolución en la apelación confirma que no era correcto usar a Barbarin como chivo expiatorio para que purgue “todos los pecados de una institución”.
Proteger mejor a los niños, no sólo en la Iglesia
François Devaux, presidente de Palabra Liberada, la asociación de víctimas de Bernard Preynat, se declaró decepcionado pero no sorprendido. Dijo que el caso ha impulsado, por una parte, un debate nacional sobre la pederastia y la protección de los niños, no sólo en la Iglesia. También ve que el caso ha llevado a la Iglesia francesa a crear una comisión independiente que investiga los casos de pederastia en entornos eclesiales. Esa comisión presentará un informe en 2021.
El ya ex-sacerdote Bernard Preynat en una de las sesiones del juicio
Preynat, hoy de 74 años y desde el verano de 2019 reducido al estado laical tras un juicio eclesiástico, está inmerso en su propio juicio civil ahora. Ha admitido haber abusado de docenas de muchachos, y abusar de una o dos víctimas cada sábado, durante años. Según la ley francesa se enfrenta a una pena de hasta diez años de cárcel.