Faltan siete meses para que cientos de miles de jóvenes acudan a Lisboa a la JMJ, incluyendo menores de edad, y la prensa de todo el mundo se ha llenado de titulares que dicen "Más de 4.800 menores sufrieron abusos sexuales desde 1950 por parte de la Iglesia portuguesa".
Pero, ¿alguien ha encontrado a esas 4.800 víctimas? ¿Han salido ellas a hablar?
La fuente es el informe de 500 páginas "Dar voz ao silencio", realizado por un equipo "independiente" (pero encargado por la Iglesia) a lo largo de 2022.
Puede leerse aquí en PDF el informe. Leyéndolo, descubrimos que los investigadores no han "encontrado" 4.800 víctimas en este país católico de 10 millones de habitantes.
Ese número es un cálculo que hacen extrapolando, con matemáticas más o menos creativas y más o menos dudosas. Testimonios de víctimas cara a cara han encontrado 34. Y unos 500 formularios anónimos recibidos por Internet, inverificables.
La investigación empezó el 10 de enero de 2022 y recogió datos y testimonios hasta el 31 de octubre de 2022. El equipo contactó con todas las diócesis, visitó obispos, archivos, congregaciones generales, y las entidades de Iglesia difundieron su web, teléfono (fácil de memorizar, no grababa llamadas), apartado postal y e-mail. También la prensa generalista difundió sus datos de contacto pidiendo testimonios y asegurando el anonimato.
Testimonios de víctimas cara a cara: 34
Lo que los investigadores encontraron realmente, en persona, es 34 personas (23 hombres y 11 mujeres) con los que hablaron cara a cara o por Zoom, que les contaron los abusos sexuales que sufrieron cuando eran niños, a manos de clérigos o personas ligadas a entidades católicas (monitores scouts, profesores, personal escolar).
Otras 14 personas acudieron a contarles, de viva voz, casos de los que habían sido testigos, pero no víctimas.
Luego hay 9 personas que escribieron cartas de papel contando sus testimonios (de abusos sufridos).
Toda la prensa, en 70 años, descubrió 19 casos
El equipo investigador además dedicó una periodista a buscar durante 6 meses casos de abusos eclesiales contra menores en archivos de los periódicos portugueses de los últimos 70 años. La periodista revisó 27 periódicos online con detalle. Después consultó los archivos en papel de 4 grandes periódicos. Consultó por teléfono con los archiveros de otros periódicos. Encontró, en total, 19 casos de abusos. Varios los había recibido el equipo investigador por otras vías.
Es verdad que antes de 1974 la prensa portuguesa no publicaba historias de abusos en el clero. Pero también es verdad que en febrero de 2019 todo un equipo de periodistas del "Observador" dedicó 3 meses sólo a buscar casos de abusos a menores en entornos católicos, para su reportaje «Em Silêncio».
Insistamos: en 50 años de democracia en Portugal, toda la prensa del país, incluso buscando con dedicación, encontró sólo 19 casos de abusos a menores (que casi siempre eran los que llegaban a tribunales).
500 formularios anónimos online: ¿pueden ser falsos?
El resto del informe depende de los 512 formularios largos y detallados rellenados anónimamente por Internet. No hay forma de asegurarse que esos formularios sean fidedignos. Una sola persona, dando varios e-mails, podría haber rellenado varios formularios. Muchos de ellos podrían haberlos rellenado enemigos de la Iglesia, militantes feministas, de género, de otras religiones o sectas, anticlericales en general, etc... ¡Enemigos no le faltan a la Iglesia Católica!
El mismo informe, en su página 138 lo admite: "Siempre se puede discutir genéricamente si quien responde cuenta o no la verdad, o si lo que afirma corresponde exactamente a lo que vivió, sin construir lo que se de describe como 'falsas memorias'."
Es casi seguro que los 34 testimonios entrevistados en vivo son reales y sinceros. Se nota el trauma en los ojos, la voz, las manos... Puede haber casos de falsas memorias, una víctima puede equivocarse sobre quién fue su agresor (un tercio de las víctimas del informe habla de una sola agresión), es posible confundir un clérigo con otro. Pero, en general, el testigo que cuenta una experiencia traumática así, a menos que sea un actor increíblemente bueno, no puede mentir sobre los sentimientos que experimenta, sus recuerdos, las heridas que se abren. En esas 34 entrevistas personas las historias casi seguro reflejan lo vivido.
Pero los 512 formularios por Internet pueden ser perfectamente falsos. No todos, pero unos anticlericales bien organizados podrían rellenar 20, 30, 60, 80 formularios con historias falsas. Para hacerlas creíbles, podrían hacerlas encajar con lo ya publicado en el Informe Sauvé, de Francia, o lo publicado en otros países.
El equipo investigador dice que de 563 formularios que se rellenaron, rechazaron 51, pero no por elaboradas estrategias para contrastar la verdad sino por casos muy evidentes:
- testimonios que admitían que sufrieron abusos con 18 años o más (no eran menores, no forman parte de este estudio);
- testimonios con cifras exageradísimas ("abusaron al menos de mil niños en aquel seminario ese año", en un seminario que podía albergar 200, dice el informe);
- los hechos no sucedieron en Portugal (hay el caso de una víctima portuguesa agredida en un colegio católico de Madrid);
- las fechas y lugares tienen muchas incongruencias, claramente falsos.
Detectar estos casos tan claros no implica que el equipo tuviera ninguna capacidad para detectar formularios inventados mejor trabajados y preparados.
Abusos a menores en la Iglesia portuguesa según las décadas en que sucedieron (incluye desde tocamientos, a exhibicionismo, a mostrar fotos pornográficas...)
Vocabulario de la ideología de género
El informe además admite un sesgo de ideología de género ajeno a la ciencia y a los entornos católicos y que quizá alejó testimonios valiosos. Por ejemplo, en la página 129 dice que los formularios y cuestionarios usan palabras como "género" para evitar la adjudicación "directa a categorías binarias". ¿Cuántas personas rellenaron el formulario online diciendo ser de otro "género"? Exactamente 2.
Por -supuestamente- "acoger" a esas dos, muchas otras personas contrarias a la ideología de género pudieron decidir, al ver vocabulario "de género", no rellenar el informe sospechando que detrás había militantes hostiles a la Iglesia, y no sinceramente interesados en mejorar la protección de los niños. El informe establece que 1 de cada 4 declarantes es hoy católico practicante.
Increíble porcentaje de mujeres víctimas
Precisamente, el sexo declarado en los cuestionarios (que no hay forma de comprobar si es real, porque no se sabe quién hay de verdad tras estos cuestionarios anónimos online), contrasta con lo que encontramos en estudios sobre abusos eclesiales en otros países.
Lo que otros estudios muestran desde hace décadas es que el abuso a menores en entornos católicos suele ser abrumadoramente homosexual: suelen ser hombres adultos que buscan adolescentes muy vulnerables, que están entrado en la adolescencia, manejables, de 10 a 12 años, o bien ya adolescentes (efebos, de 15 y 16).
Cuando se recogen abusos más modernos, posteriores a los años 90, salen algunos casos más de chicas agredidas en campamentos, jornadas y convivencias. Pero el abuso eclesial es sobre todo algo que hombres hacen sobre muchachos buscando sexo gay.
Así, el estudio portugués cita que los estudios de Estados Unidos (2008), Países Bajos (2011), Alemania (2014), Austria (2015), Australia (2017) y Francia (2021) detectan que los agredidos son hombres entre un 64 y un 82% (dos de cada tres, o cuatro de cada cinco), mientras que las víctimas mujeres, en entornos eclesiales, oscilan entre el 17 y el 34%.
En cambio, en esta investigación portuguesa, a partir de los 512 testimonios aceptados, hay sólo un 57% de varones y un 42% de mujeres. El informe se asombra (tasa femenina "extraordinariamente alta", dice) e intenta justificarlo diciendo que la mujer portuguesa está muy emancipada y habla con gran libertad pero... ¿más que la francesa o la norteamericana?
Podrían plantearse otras teorías. Por ejemplo, si activistas feministas anticlericales quisieran denigrar a la Iglesia para debilitarla, podrían rellenar los cuestionarios anónimos online con testimonios falsos, pero con historias femeninas, en parte por resultarles más fácil y en parte para presentar a la Iglesia como opresora de la mujer. Unos cuantos cuestionarios así bastarían para tergiversar los datos. A poco que las falsificadoras prestaran atención al informe Sauvé de 2021, de Francia, podrían inventar datos que encajaran con ese informe (como más abusos contra chicas en épocas más modernas).
El pico de víctimas se da en varones de 11 a 15 años; los abusadores son hombres adultos que depredan a adolescentes y chicos que están entrando en la adolescencia.
Más particularidades de los cuestionarios online
El mismo estudio portugués señala que el oficio que más declaran los que rellenan estos formularios es "especialistas en campos científicos e intelectuales", lo que el estudio admite que "demuestra la naturaleza desequilibrada de la muestra".
Sobre la regularidad de los abusos, los cuestionarios online recogen que un 32% sufrieron abusos "regularmente" mientras que un tercio (33%) sufrió abusos una sola vez (39% de las chicas declara que fue una sola vez; también un 29% de chicos declara una sola agresión).
Respecto al tipo de abusos, habría habido 30 casos de "cópula consumada", 50 de "sexo anal" y 100 de "sexo oral".
A partir de los 512 cuestionarios anónimos online (inverificables), estas serían las prácticas que sufrirían las víctimas. Un tercio de las víctimas sufrió una única agresión.
Es un horror, pero hay que poner las cifras en contexto: hablamos de un país de 10 millones de habitantes, casi todos católicos y en cultura católica, incluyendo años de régimen autoritario, porque el estudio busca datos a lo largo de 70 años (desde 1950).
Los abusos, como en Francia y otros países, fueron más frecuentes cuando se combinaban dos épocas: una de confianza tradicional en el clero y en la institución del seminario y los internados, y al mismo tiempo, la difusión de la mentalidad de la Revolución sexual marcada por 1968 y el caos de los años 70.
Las altas cifras del clero también tienen su importancia, aunque es algo difícil de medir, como señala el informe. En cualquier caso, el número de clérigos descendió rápidamente: en 1975 había casi 5.000 curas diocesanos en Portugal; en 2015 eran la mitad.
Sacerdotes diocesanos según el año:
1975: 4.954 sacerdotes;
1986: 4.099 sacerdotes;
1991: 3.431 sacerdotes;
2001: 3.267 sacerdotes;
2015: 2.502 sacerdotes.
Sacerdotes religiosos según el año:
1994: 1.024;
2002: 931;
2016: 848.
Vale la pena observar que entre los que enviaron sus cuestionarios anónimos online, casi un 26% se declaran actualmente católicos practicantes, un 27% católicos no practicantes y un 35% dice no ser católico. Un 12% no responde la pregunta.
Falta mucho trabajo por hacer en el tema de investigar archivos de congregaciones, asociaciones y diócesis, porque el Informe dice que se abrieron muy tarde, en octubre, cuando ya quedaba poco para cerrar los trabajos. Ahí pueden salir algunos datos interesantes, pero quizá no cifras muy grandes.
Por ejemplo, investigando por su cuenta las congregaciones religiosas masculinas, el Equipo Independiente ha encontrado 62 víctimas y 60 abusadores (muy lejos de los 4.800 que dicen los titulares de prensa). Pero repasando los archivos de las congregaciones, han encontrado 8 clérigos considerados culpables... y no son los que encuentra el Equipo Independiente por otras vías.
Por supuesto, los abusos en entornos eclesiales son una lacra que debe ser atajada y hay muchas formas de prevenirlos, mejorar la detección de abusadores y proteger a los menores.
Por el momento, la Comisión Independiente ha anunciado que ha enviado a las autoridades los nombres de 25 sospechosos de abusos que pueden ser juzgados porque su caso no habría prescrito. Aunque no dan cifras totales de sospechosos "detectados" (o mencionados) sumando los de las listas por diócesis y congregaciones salen casi 500 sospechosos a lo largo de 7 décadas, de los que 414 son sacerdotes. Muchos, o la mayoría, podrían estar ya muertos.
Pero no parece equilibrado difundir titulares que hablan de unos supuestos 4.800 abusos (extrapolados, no detectados) cuando lo que se han encontrado son, básicamente, 34 testimonios cara a cara, 9 por carta, 19 en la prensa de 70 años y 8 casos en los archivos de 20 congregaciones misioneras y educativas, en un país católico de 10 millones de habitantes.