Salvo por el Misterio situado detrás de él (un belén con el Niño Jesús, la Virgen María y San José procedente de la colección privada de Palacio) y la palabra 'Navidad' en la felicitación final, el mensaje de Felipe VI a los españoles difundido este sábado careció de toda referencia religiosa. Por lo demás, nada sorprendente en unos comunicados institucionales que, año tras año, se leen en clave exclusivamente política y como un supuesto posicionamiento entre líneas del monarca ante la actuación del Gobierno de turno.
Recibiendo el testigo de Isabel II
Más expectación había ante el primer mensaje navideño de Carlos III tras los setenta años en el trono de su madre Isabel II, que siempre deslizaba afirmaciones de fe cristiana en estas alocuciones. "Para mí, personalmente, la vida de Jesucristo, Príncipe de la Paz, cuyo nacimiento celebramos hoy, es una inspiración y un punto de anclaje en mi vida", dijo en 2014. Y en 2018 proclamó que las palabras de Jesús "nunca están desfasadas".
Oficialmente, las palabras del nuevo monarca británico se escucharán en el Reino Unido a primera hora de la tarde de este 25 de diciembre, pero dado que es también jefe del estado australiano, en las antípodas -once horas por delante- ya fueron difundidas.
El mensaje lo grabó en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor, aludiendo a la cercanía de los restos de sus padres, fallecidos en el plazo de año y medio, en un tiempo como la Navidad, "tan conmovedor para quienes hemos perdido a seres queridos".
Luego evocó el villancico O little town of Bethlehem [Oh, pequeña ciudad de Belén]: "En él cantamos que en sus calles oscuras brilló la Luz eterna. La creencia de mi madre en el poder de esa Luz era una parte esencial de su fe en Dios, pero también de su fe en la gente, algo que comparto con todo mi corazón: la creencia en la extraordinaria capacidad de cada persona de tocar, con bondad y compasión, la vida de los demás e iluminar a su alrededor", dijo, antes de hacer un repaso a la labor en favor de los demás de las distintas instituciones públicas y privadas. "Esa solidaridad", añadió, "es la expresión más inspiradora del amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos".
La emoción de Belén
Carlos III recordó a continuación que hace algunos años pudo cumplir su deseo de toda la vida de visitar Belén y la iglesia de la Natividad: "Allí descendí a la capilla del Pesebre, donde veneré en silencio la estrella de plata que marca en el suelo el lugar del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Significó para mí más de lo que puedo expresar estar en el lugar donde la Biblia nos dice que nació la Luz que vino al mundo".
"La Navidad es, por supuesto, una celebración cristiana", añadió el monarca inglés, "pero el poder de la Luz que vence a la oscuridad se celebra más allá de los límites de la fe y la creencia. Así que, sea cual sea la fe que tengáis, o si no tenéis ninguna, es en esta Luz que da vida con auténtica humildad y que reside en nuestro servicio a los demás donde podemos encontrar esperanza para el futuro. Celebrémosla, pues, juntos, y valorémosla como siempre. Os deseo de todo corazón a cada uno de vosotros una Navidad de paz, felicidad y Luz eterna".