Poco a poco se van conociendo más datos sobre el atentado en la basílica de Niza del pasado jueves y en el que un terrorista mató a cuchilladas a tres personas, dos mujeres y al sacristán del templo católico.
Las autoridades han informado que una de ellas era una mujer de 60 años que fue degollada por el terrorista. Otra de las víctimas mortales fue Vincent Loquès, laico de 55 años, casado, padre de dos hijos y que trabajaba como sacristán de la basílica. Y por último, Simone Barreto, una mujer brasileña de 44 años y madre de tres hijos que rezaba en el templo.
Vincent Loquès, sacristán, fue una de las tres víctimas mortales del atentado yihadista.
Simone murió una hora y media después del ataque y pese a estar malherida logró salir de la basílica y llegar hasta un restaurante que hay junto a la basílica. “Díganle a mis hijos que los quiero”, fueron las últimas palabras que pronunció esta católica antes de fallecer, y que dijo a los trabajadores del establecimiento que la auxiliaban.
Brahim Jelloule, dueño del establecimiento que auxilió en primer lugar a esta madre brasileña ha relatado a France Info que “cruzó la calle, cubierta de sangre. Aún hablaba, decía que había alguien dentro (de la Iglesia)”. Mientras tanto, el hermano del dueño y un empleado del restaurante intentaron entrar en la basílica pero vieron al terrorista armado con un cuchillo.
La cadena BFMTV ha dado más datos sobre Simone Barreto. Trabajaba cuidando ancianos aunque su verdadera pasión era la cocina. Soñaba con abrir un restaurante de comida brasileña en Niza, ciudad en la que vivía desde hacía varios años.
El Gobierno brasileño publicó una nota oficial en la que repudió el ataque y manifestó: “En especial su solidaridad con los cristianos y las personas de otras confesiones que sufren persecución y violencia por sus creencias”.
Las autoridades también han dado más datos del terrorista. Se llama Brahim Aoussaoui, tunecino de 21 años que entró en Europa hace apenas un mes por Lampedusa. El alcalde de Niza, Christian Estrosi, informó que “el autor de los actos no ha dejado de repetir a Allahu Akhbar (Dios es grande) una y otra vez mientras estaba bajo cuidado médico”.
Tal y como recoge Infobae, Aoussaoui llegó a Lampedusa el 20 de septiembre. Allí fue puesto en cuarentena por las autoridades. Una parte la hizo en la isla y otra en el buque Rhapsody, hasta que el 8 de octubre llegó a Bari. Poco después fue liberado con una orden de salir del país y se introdujo ilegalmente en Francia.
Las autoridades creen que viajó a Francia en tren, entre el 9 y el 10 de octubre, logrando pasar los controles sin ser detectado. Los investigadores franceses informaron que permaneció hasta el jueves en París y tomó por la mañana un tren hacia Niza, donde cometió este brutal atentado.