El pasado 5 de mayo, la Comisión Europea designó al Christos Stylianides como enviado especial para promover la libertad religiosa, con la misión de fomentar el diálogo interreligioso en el seno de la Unión Europea y en la relación con terceros países. Por su condición de chipriota, con su país dividido tras la invasión turca de 1974, conoce bien las dificultades de la convivencia entre distintas creencias religiosas, máxime cuando interfieren intereses de Estados ajenos a la UE.
Al dar a conocer su nombramiento, se comprometió en un tuit a trabajar "por la libertad religiosa y la reconciliación": "Siempre he trabajado por la defensa y promoción de los derechos fundamentales".
Stylianides tiene 62 años y es cirujano dental, aunque con una larga experiencia política en Chipre, llegando a desempeñar el cargo de portavoz del gobierno entre 1998 y 1999. Es desde 2014 eurodiputado adscrito al mayoritario Grupo Partido Popular Europeo. En octubre de ese año fue nombrado por el entonces presidente de la Comisión, Jean-Claude Junker, como comisionado europeo para la ayuda humanitaria, labor que desempeñó hasta 2019. Es por tanto un buen conocedor de las instituciones europeas, que tendrá a partir de ahora una labor para la que cuenta con el apoyo de los obispos católicos europeos.
En ese sentido, este miércoles el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo y presidente de la Comece (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea), se dirigió por carta a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, para que dote de medios a Stylianides en esta nueva responsabilidad.
"Son necesarios recursos razonables y adecuados para promover este derecho fundamental, amenazado en muchas partes del mundo", así como medios "mucho más definidos y ambiciosos", alega el purpurado jesuita, quien elogió la defensa de la libertad religiosa que ya hizo el nuevo enviado cuando se enfrentó, como responsable de la ayuda humanitaria, a situaciones donde estaba comprometido ese derecho.
Entonces, Stylianides abrió "nuevos espacios para la cooperación con las Iglesias y organizaciones confesionales en actividades humanitarias, así como en diálogo interreligioso, permitiendo una mejor protección de los derechos humanos y el entendimiento mutuo en situaciones de conflicto". Por eso, concluye el cardenal Hollerich, debe ahora dar voz a quienes "ven vulnerada su libertad de pensamiento, conciencia y religión o son víctimas de intolerancia, discriminación y, en ciertos casos, incluso de persecución".