En 5 años, la campaña "El Papa por Ucrania" ha desarrollado programas por valor de 15 millones de euros que han llegado a 1 millón de personas necesitadas, especialmente a niños y ancianos ucranianos afectados por el conflicto violento del país. Así, 1 de cada 3 personas afectadas de gravedad por el conflicto han accedido a algún servicio de ayuda de la campaña papal. A esta campaña, habría que añadir otras campañas de ayuda católica que han llegado mediante otras vías.
Un conflicto enquistado
Según Naciones Unidas para los Refugiados, aunque en Ucrania en 2014 se logró un alto el fuego teórico, el conflicto en el país sigue manteniendo a 3,5 millones de personas en situación de necesitar ayuda humanitaria, de los que 3 millones son población desplazada dentro del territorio ucraniano. El conflicto armado enfrenta al Estado ucraniano con las rebeldes y autoproclamadas repúblicas de Donbás (el Bajo Don) y Lugansk, protegidas y apoyadas por Moscú.
Aunque las víctimas de los combates fueron limitadas (unas 10.000, a repartir entre ambos bandos), los desplazados son muchos, y muchos otros se han empobrecido gravemente. Un 30% de los más necesitados son ancianos: es el lugar con más proporción de ancianos desplazados o en riesgo de pobreza por desplazarse. Además, abundan las explosiones de minas que destruyen vehículos y vidas humanas.
En este contexto el Papa Francisco ha animado a la solidaridad con las víctimas del conflicto en ambos bandos. El domingo 26 de julio, al final del rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, el Papa pidió que se respete el alto el fuego en la zona fronteriza.
En un país dividido, Roma trata de tender puentes
En Roma se oye más la voz de los clérigos ucranianos, a través de la Iglesia Católica Ucraniana, de rito griego o bizantino, y cuyo arzobispo mayor, Sviatoslav Shevchuk, sirvió varios años a los ucranianos de Argentina y conoce bien al Papa Francisco.
Para los ucranianos de etnia o lengua ucraniana, todo se reduce a una invasión encubierta de Rusia que utiliza como peones intermedios a los ucranianos rusohablantes de Donbás y Lugansk, muchos de los cuales usan también la religión ortodoxa como un signo para distanciarse de los de lengua ucraniana, entre los que abundan los católicos. Roma intenta ayudar a ucranianos de distintos credos para intentar prevenir que un choque entre nacionalismos se convierta también, por el empuje de los políticos, entre un choque entre denominaciones cristianas.
Por razones diplomáticas, el Vaticano evita siempre hablar de "invasión" y "guerra" -Shevchuk sí dice siempre abiertamente que se trata de una invasión rusa a su vecina Ucrania- y Roma trata de presentarse como una potencia diplomática neutral que busca tender puentes con ayuda humanitaria para todos, a uno y otro lado de los campos de minas.
Niñas ucranianas en un hogar dañado por los combates (foto de Naciones Unidas para los Refugiados)
Próximo paso: equipar un hospital para niños
En una entrevista en VaticanNews, ha hablado el obispo auxiliar de Lvov (Leópolis, la zona más católica del país). Ha agradecido la ayuda que ha llegado para los desplazados a través de la campaña "el Papa por Ucrania", que se ha repartido sin distinción de confesión o etnia.
"Tenemos a nuestra disposición calefacción, medicinas, ropa y alimentos, herramientas para higiene y apoyo psicosocial. Son proyectos que han sido completados. Ahora queda el trabajo de suministro de maquinaria para un hospital dedicado a los niños", ha explicado el obispo Kava.
Los niños y los ancianos con pensiones de miseria y a menudo solos son los principales destinatarios.
Desde 2015 en esta campaña de acción han participado no sólo entidades católicas sino asociaciones de otras denominaciones cristianas y organizaciones internacionales. "Es un bello signo de ecumenismo", considera el obispo Kava. El esfuerzo solidario de la Iglesia, tras 5 años de campaña, sigue siendo necesario, explica.